martes, 3 de noviembre de 2015

Alemania trata de salirse del conflicto en Siria

Alemania está tratando de separarse del papel que se le había asignado durante el conflicto en Siria. El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se esfuerza por organizar una cumbre entre grandes potencias para negociar la paz. Pero es un proyecto muy difícil de llevar a cabo dado que Alemania tiene una grave responsabilidad en la guerra y también porque Francia se obstina en tratar de destruir la República Árabe Siria.

Cuando Estados Unidos pasó al ataque en Siria, en 2003, recurrió primeramente a Alemania e Israel antes de poner la operación en manos del Reino Unido y Francia. En aquel momento, los servicios secretos alemanes participaron, junto al Mossad, en el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri proporcionando un arma que sólo tenía Alemania. La idea era provocar en Líbano una reacción popular antisiria y desembarcar después con los marines estadounidenses para expulsar al «ocupante» sirio, conforme al plan del US Committee for a Free Lebanon y del Middle East Forum de Daniel Pipes, plan expuesto en Poner fin a la ocupación siria en Líbano: el papel de Estados Unidos (Ending Syria’s Occupation of Lebanon: The U.S. Role). Pero la operación fracasó porque Siria, subrayando que si sus tropas estaban en Líbano era porque la comunidad internacional así lo había solicitado (en el marco de los Acuerdos de Taif ), retiró sus fuerzas cuando la calle libanesa así lo exigió.

Alemania desempeñó nuevamente un papel decisivo cuando el embajador estadounidense Jeffrey Feltman organizó la Comisión Investigadora Internacional a la que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, había confiado la tarea de determinar la verdad. Berlín aportó dos hombres: el ex fiscal Detlev Mehlis, quien ya había prestado increíbles servicios a la CIA al atribuir a Muammar el-Kadhafi un atentado perpetrado en Berlín por el Mossad, y el comisario de policía y agente del BND [los servicios de inteligencia de Alemania] Gerhard Lehmann, quien posteriormente se vio implicado en los crímenes cometidos por la CIA en sus cárceles secretas. Pero esta nueva operación también fracasó porque, después de haber acusado a los presidentes de Líbano y Siria, Emile Lahoud y Bachar al-Assad, de haber ordenado el asesinato de Rafic Hariri, la Comisión Mehlis se derrumbó a causa del escándalo de los testigos falsos.

Alemania se implicó también en la actual guerra, esta vez junto al Reino Unido y Francia, al poner la presidencia de la reunión del «Grupo de Trabajo sobre Reactivación Económica y Desarrollo» creado por los «Amigos de Siria» en manos de Clemens von Goetze, un alto diplomático alemán. En junio de 2012, durante una reunión organizada en Abu Dabi, von Goetze repartió las riquezas de Siria entre los Estados que aceptaban sabotear la Conferencia de Ginebra. En previsión del derrocamiento de la República Árabe Siria, los aliados ya se repartían las concesiones para la explotación del gas de ese país. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, creó una secretaría permanente, con un presupuesto de 600 000 euros, para administrar el saqueo de los hidrocarburos sirios y confió esa estructura a Gunnar Walzholz, quien ya había desempeñado un papel idéntico contra Afganistán .

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En enero de 2015, responsables políticos alemanes y líderes musulmanes participaban juntos en una marcha por la tolerancia organizada en Berlín, como reacción ante la masacre perpetrada en la redacción del semanario humorístico “Charlie Hebdo”, en París. La señora Merkel desfiló entonces del brazo del secretario general del Consejo Central de los Musulmanes, Aiman Mazyek, quien mantiene un discurso de apertura y dice haber roto con la Hermandad Musulmana. Sin embargo, dentro del Consejo Central que él dirige, el señor Mazyek protege tanto la Milli Gorus –la organización supremacista del presidente turco Recep Tayyip Erdogan– como la propia Hermandad Musulmana, matriz de las organizaciones yihadistas, presidida por Mahmud Ezzat, quien fue el brazo derecho de Sayyed Qutb.

Cuando Francia saboteó la Conferencia de Ginebra, Alemania siempre contribuyó a la aplicación del plan –trazado desde 2007 por el entonces director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, John Negroponte– de «guerra sucia» al estilo del ya aplicado en los años 1980 contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Se trataba de multiplicar los grupos terroristas para «desangrar» el país. Alemania puso a la disposición de ese plan la estructura de coordinación internacional de la Hermandad Musulmana, que seguía presente en Aquisgrán desde los tiempos de la guerra fría. Hoy en día, es precisamente desde esa ciudad alemana que se organiza la retirada del Emirato Islámico, de al-Qaeda y de Ahrar el-Sham.

Sin embargo, el gobierno de Angela Merkel está comprobando ahora la eficacia de los bombardeos rusos, las vacilaciones de Estados Unidos y la actual modificación del equilibrio estratégico internacional. Y es por eso que está tratando de retirarse de este combate perdido y de pactar la paz con Siria. Este cambio de actitud correspondería, claro está, al tan esperado –y tan temido en Washington– acercamiento entre Berlín y Moscú.

La crisis de los migrantes puede servir para explicar a la opinión pública este cambio de actitud. En el marco de esta crisis, preparada desde hace un año a pedido del patrón de la industria pesada alemana Ulrich Grillo y puesta en ejecución por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, el Alto Comisario de la ONU para los Refugiados Antonio Guterres y el especulador George Soros, cientos de miles de personas han cruzado los Balcanes para ir a convertirse en mano de obra barata en Alemania .

Pero esa operación se ha visto interrumpida por el inicio de la intervención militar rusa ya que los alemanes ahora temen que los yihadistas que huyen de los bombardeos rusos se mezclen con migrantes y refugiados. Ya en este momento, la población alemana está alzándose contra los extranjeros porque los propietarios de empresas aprovecharon la oportunidad para abolir el salario mínimo en varios Estados alemanes. Así que la «crisis de los refugiados» proporciona ahora una posible justificación para un cambio de política hacia Siria.

En todo caso, el acercamiento entre Alemania y Siria será difícil de negociar. El ministro de Relaciones Exteriores y ex jefe de la inteligencia alemana, Frank-Walter Steinmeier, espera poder organizar una reunión al estilo 5+1 (el formato utilizado en Viena durante las negociaciones sobre la cuestión nuclear iraní) para resolver el conflicto en Siria. Pero Rusia está animándolo a ser más ambicioso y a reunir alrededor de la mesa al presidente Putin, la canciller Merkel y el presidente Assad (según el formato de Normandía, utilizado para tratar de resolver el conflicto en Ucrania).


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