Rusia rechazó el miércoles en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la manipulación de la escalada de los combates en Alepo para arreciar el discurso del cambio de régimen contra Siria.
En una reunión de emergencia sobre la situación imperante en Alepo durante las últimas semanas, el embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, calificó de contraproducentes los intentos de fabricar hechos bajo motivaciones políticas, señala la agencia Prensa Latina.
Alepo vive una escalada de violencia, considerada aquí una amenaza para el alto el fuego vigente desde el 27 de febrero y los avances de las negociaciones de paz activadas este año en Ginebra, con la participación del Gobierno y la oposición del país levantino.
De acuerdo con Churkin, los terroristas apoyados desde el extranjero son los principales responsables de la situación en la noroccidental ciudad, donde fuerzas opositoras están aliadas con grupos yihadistas como el Frente al Nusra, que al igual que el Estado Islámico (EI) no forma parte del cese de las hostilidades.
El alto el fuego sí se cumple en otras partes de Siria, en las cuales vemos un retorno de la vida a su curso, pese al empeño de algunos en prolongar el conflicto, advirtió.
Según el embajador de Rusia, urge que termine el respaldo desde el exterior a los terroristas, en particular el que se produce a través de la frontera con Turquía.
Churkin insistió en la importancia de no ceder en la lucha contra los extremistas, a quienes acusó de utilizar bombas de fragmentación y armas químicas, sin que occidente y sus aliados muestren interés en detenerlos.
Parece que los patrocinadores extranjeros no pueden ejercer su influencia, ni siquiera para que los opositores se alejen de los terroristas, expuso.
El diplomático reiteró el compromiso de Moscú con la búsqueda de una salida política de la crisis y su disposición a trabajar con Estados Unidos para mantener el alto el fuego y el escenario propicio para las negociaciones de Ginebra.
Sin embargo, señaló que Washington tardó seis meses en entender la necesidad de una proyección conjunta de cara a los desafíos para poner fin al conflicto.
Antes de la intervención de Churkin, los embajadores de EEUU, Samantha Power, Francia, Francois Delattre, y Reino Unido, Matthew Rycroft, culparon al gobierno sirio de la escalada de los combates en Alepo.
Los representantes de esas potencias con asiento fijo en el Consejo de Seguridad, también Rusia y China son miembros permanentes, señalaron que la violencia existente ratifica "el desinterés del presidente Bashar al Assad por la paz" y que el mismo no debe formar parte del futuro político de la nación levantina.
Power, Delattre y Rycroft se refirieron a un incidente, el bombardeo contra un hospital en Alepo, atribuido a Damasco, sin que las acusaciones estén acompañadas por pruebas. En cambio, sí existen pruebas fehacientes del ataque a un hospital por terroristas, que causó 10 muertos y que estos países han preferido ignorar.
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