Miles de manifestantes musulmanes chiitas tomaron este sábado el parlamento de Irak en protesta por la parálisis gubernamental que vive el país.
Son, sobre todo, seguidores del clérigo Moqtada Sadr, el hombre detrás de las protestas con las que cientos de personas irrumpieran en la Zona Verde de Bagdad, la más protegida de la capital iraquí, donde se ubican los edificios de gobierno y las embajada.
Las autoridades declararon el estado de emergencia y las fuerzas de seguridad dispararon gases para evitar que más manifestantes entraran en la zona.
La protesta, sin embargo, fue mayoritariamente pacífica y no hubo enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
La Zona Verde es la más segura de Bagdad y en ella se ubican los edificios de gobierno y las emebajadas.
Los manifestantes entraron sin encontrar apenas resistencia en el parlamento.
Varios legisladores huyeron e imágenes de televisión muestran cómo los manifestantes golpean a un hombre vestido con un traje gris al que sacaron de su vehículo.
¿Pero qué reclaman exactamente?
Contra la corrupción
El gobierno del primer ministro Haider al-Abadi es incapaz de aprobar un nuevo gabinete, como reclaman Sadr y sus seguidores, que piden la entrada de tecnócratas sin afiliación partidaria en la administración como forma de combatir la corrupción.
"Estoy esperando un gran levantamiento popular", dijo Sadr minutos antes de la toma del parlamento.
Ante un nuevo fracaso del parlamento este sábado para realizar las reformas del gabinete, los manifestantes decidieron tomar la cámara poco después de un discurso televisado de Sadr.
"El gobierno entero caerá y nadie estará exento", dijo Sadr en televisión, lo que se entendió como un ultimátum al gobierno. Sin embargo, no pidió a sus seguidores que entraran al parlamento.
Los manifestantes tomaron la cámara poco después de que en una sesión tampoco se aprobaran los cambios de gabinete exigidos.
En un mensaje desde la ciudad santa de Najaf, el clérigo dijo: "Estoy esperando un gran levantamiento popular y la gran revolución para frenar a los corruptos".
Los manifestantes siguieron sus palabras.
"El pueblo ha venido al sitio adecuado para gobernarse a sí mismo", dijo Ali Mohammed, uno de los enfadados manifestantes, a la agencia Reuters. Como Alí son muchas las personas descontentas con los políticos.
Uno de ellos es el influyente Sadr.
¿Quién es el clérigo chiita?
Sadr y su milicia, el ejército Mehdi, saltaron al primer plano después de la invasión de Irak por parte de Estados Unidos en 2003. Fueron unos de los galvanizadores del sentimiento antiestadounidense.
Sus seguidores se enfrentaron en numerosas ocasiones con las fuerzas estadounidenses, cuya salida fue un reclamo constante de Sadr.
Sadr pidió a los seguidores que desalojen el parlamento y que se instalen en el exterior para protestar.
Los manifestantes tomaron el control de la cámara sin enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
En 2004 se ordenó su detención tras el asesinato de un clérigo rival.
Su milicia fue también acusada de torturar y asesinar a miles de sunitas en los cruentos enfrentamientos sectarios de 2006 y 2007. En ese periodo, Sadr huyó a Irán.
En 2011, Sadr regresó de su exilio autoimpuesto y lo hizo con un tono mucho más conciliador y llamando a la paz y a la unidad de Irak.
Hay negociaciones ya entre el gobierno y los manifestantes.
Sus tropas ayudaron a defender Bagdad de los intentos de control por parte del autodenominado Estado Islámico en 2014.
Desde hace meses Sadr ha presionado a través de los manifestantes al primer ministro Abadi, que llegó al poder en 2014 y que prometió combatir la corrupción y acabar con las tensiones sectarias.
Sin embargo, ha fracasado en su intento de crear un gabinete de tecnócratas que acabe con el actual reparto de miembros entre partidos y entre corrientes religiosas.
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Análisis de Sebastian Usher, editor de la BBC para Medio Oriente
Ahora queda saber si Sadr apoyará o desafiará al primer ministro, asegura el analista de la BBC.
Esta es una escalada en la crisis política que se ha estado gestando durante meses.
El primer ministro iraquí estableció un ambicioso programa de reformas el año pasado en busca de la unidad política y la responsabilidad para ayudar a Irak a enfrentar el reto de la decadente economía y, más urgentemente, a combatir a Estado Islámico.
Pero se encontró con una gran oposición en su intento de acabar con la corrupción política y financiera que ha enriquecido a una elite durante mucho tiempo.
Moqtada Sadr lo ha apoyado en este intento y se ha reinventado a sí mismo como la voz de un pueblo iraquí enfadado, harto del statu quo.
Sin embargo, con la toma del parlamento por parte de sus seguidores, ahoraqueda saber si tenderá una mano al primer ministro o si lo desafiará.
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Negociaciones en marcha
Un portavoz de Sadr dijo a la agencia Reuters que el clérigo ha pedido a sus seguidores que abandonen el parlamento y que acampen en tiendas en el exterior.
Las fuerzas de seguridad no se resistieron al paso de los manifestantes, que buscan una protesta pacífica.
Según el portavoz, hay negociaciones entre el gobierno y los manifestantes, quelanzaron consignas a favor del clérigo dentro de la cámara.
Como prueba de la tensión entre chiitas (aproximadamente un 51% dela población iraquí) y sunitas (un 42%), un suicida hizo explotar un camión cargado con tres toneladas de explosivos y provocó la muerte de 19 peregrinos chiitas y heridas a 48, según Reuters.
El ataque fue reclamado por militantes radicales sunitas.
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