Actualmente se puede estar llevando a cabo una guerra secreta entre Rusia y aquellos poderes involucrados en la Guerra de Siria para destruir al Estado Sirio, en la dimensión cibernética de la guerra moderna, en el espacio cibernético de redes de Internet y computadoras conectadas por estas redes y medios de comunicación modernos.
En este sentido, es significativo el que delegaciones compuestas por altos funcionarios gubernamentales en seguridad cibernética de EE.UU. y Rusia se hayan reunido este jueves pasado, según se reportó, en la ciudad suiza de Ginebra para tomar medidas preventivas que eviten que ambas potencias desemboquen en una guerra cibernética, de Internet y computadoras, “por error”.
Según Sputnik Mundo, el Consejo de Seguridad de Rusia dio el siguiente comunicado sobre la reunión de Ginebra: “Durante las negociaciones del 21 y el 22 de abril las partes analizaron las perspectivas de aprobar medidas, reglas y principios de conducta responsable de los Estados en el espacio informativo, el mantenimiento de la estabilidad en él, la persecución de los crímenes en el ámbito de las tecnologías informativas y del uso de internet con objetivos terroristas. …Las partes acordaron seguir construyendo relaciones sin confrontación en el ámbito mencionado y activar de manera práctica la cooperación bilateral para luchar contra el terrorismo en el ámbito del uso de las tecnologías de la información y la comunicación”.
Todo parecería que esta reunión de Ginebra podría normalizar las relaciones de seguridad cibernética entre EE.UU. y Rusia. Sin embargo, no habría garantía de tal si se tienen como ejemplo – o mal ejemplo – los ataques con virus cibernéticos comoStuxnet y Flame contra Irán por parte de EE.UU. e Israel. Estos ataques cibernéticos son actos de agresión contra un miembro de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en tiempo de paz y sin declaración de guerra. Además, por los daños físicos que se alegan fueron causados por los efectos del virus informático Stuxnet y por la amplitud, número y complejidad de los ataques cibernéticos de EE.UU. e Israel contra Irán, se puede calificar la guerra cibernética estratégica que estas potencias desencadenaron contra objetivos estratégicos iraníes, como máximo como un acto de guerra y como casus belli, y como mínimo como terrorismo de estado. Tampoco Washington se limitó a atacar a Irán con un virus cibernético como Stuxnet, ataque al final fallido contra Corea del Norte que de haber sido exitoso pudo haber provocado una guerra no solo convencional en la Península de Corea, pero potencialmente también un conflicto regional involucrando armas de destrucción masiva.
Ante dichos antecedentes, una guerra cibernética ruso-americana se ve como una posibilidad en vista de la Segunda Guerra Fríaentre Rusia y EE.UU. y de la confrontación de ambas grandes potencias mundiales en Siria. Así, Moscú apoya decididamente a Damasco en la Guerra de Siria mientras que Washington y Tel Aviv, junto con Arabia Saudita y Turquía entre otros, con no menos entusiasmo apoyan a grupos terroristas radicales sunitas en Siria para derrocar su gobierno y destruir al Estado Sirio, el cual ha sido por décadas un enemigo militar de Israel que es visto por Riad y los países árabes del Golfo Pérsico como enemigo religioso.
Cabe prever que de llevar a cabo EE.UU. e Israel ataques cibernéticos estratégicos contra Siria, que Rusia reaccione de la forma y en el momento que Moscú considere adecuado y apropiado. Un ejemplo de los efectos de un ataque cibernético estratégico – o de un ataque de pulso electromagnético - podría ser la pérdida de energía eléctrica en una región e incluso en un país, como lo que le ocurrió a Siria a comienzos de marzo pasado, aunque este incidente, que afectó también a las comunicaciones de teléfonos móviles y de internet, no haya sido producto de un ataque cibernético de los estados enemigos de Siria mencionados.
Rusia puede responder a ataques cibernéticos contra Siria con ataques cibernéticos contra los atacantes, que pueden ser ataques estratégicos como ataques de nivel operacional y tácticos. Las medidas preventivas que Rusia y EE.UU. habrían llegado en Ginebra para impedir una confrontación en el espacio cibernético las habría solicitado Washington para impedir una guerra cibernética estratégica entre ambas potencias, como la guerra cibernética que EE.UU. e Israel sometieron a Irán sin declaración de guerra y en tiempo de paz. EE.UU. temería a Rusia más que a otra potencia en este plano, y así el Comandante del Mando Cibernético de las fuerzas armadas estadounidenses, parte del Mando Estratégico de EE.UU., el Almirante Michael Rogers, reconoció recientemente ante el Congreso americano en Washington que Rusia tiene la capacidad de guerra cibernética para causar serios daños a la infraestructura de importancia estratégica de EE.UU., más aún que la China.
Sin embargo y aun con medidas preventivas acordadas en Ginebra, Rusia puede interpretar la agresión contra Siria por parte de EE.UU. y sus aliados al apoyar a grupos terroristas radicales árabes sunitas como carta blanca para responder de manera asimétrica contra bases y fuerzas de EE.UU. involucradas en desestabilizar Siria. Esto incluiría llevar a cabo ataques cibernéticos que incluirían bombas lógicas o bombas cibernéticas contra los centros de mando y control y de entrenamiento de los grupos terroristas en Siria en la base aérea americana de Incirlik en Turquía y en Jordania cerca de la capital jordana de Amán, además de llevar a cabo ataques cibernéticos contra las Fuerzas Especiales americanas que ilegalmente han invadido el norte de Siria cerca de la frontera con Turquía. En este aspecto, las dos bases aéreas que EE.UU. está operando ilegalmente en territorio sirio serían objetivos potenciales de ataques cibernéticos rusos.
Igualmente, las operaciones de guerra cibernética que EE.UU. planea ejecutar contra el grupo terrorista Daesh en Siria podrían interpretarse en Moscú como realmente preparativos americanos para desencadenar una guerra cibernética en gran escala contra el Estado Sirio, como la que han estado llevando a cabo contra Irán, bajo el pretexto de que combaten a la organización terrorista radical sunita de Daesh. Rusia podría concluir que las operaciones de guerra cibernética en gran escala de EE.UU. contra países aliados de Moscú y cerca de sus fronteras, como Irán, Siria, China y Corea del Norte, serían preparativos progresivos y entrenamientos en una guerra cibernética real y no ficticia para eventualmente desencadenar un ataque y ofensiva cibernética en gran escala contra la misma Rusia por EE.UU., Israel y sus aliados, en una especie de Operación Barbarrojacibernética que inutilizase los modernos sistemas de comunicación e información de Rusia, sus redes de computadoras, sus fuerzas militares y de seguridad, y su infraestructura de importancia crítica para paralizar al Estado Ruso.
La intención rusa sería inutilizar con ataques cibernéticos preventivos a las fuerzas militares convencionales y cibernéticas americanas operando en la periferia de Rusia y en contra de países aliados de Moscú como Siria, para hacer perder el balance a las fuerzas de EE.UU. que un día se utilizarían contra la misma Rusia y sus fuerzas desplegadas en Asia.
En el teatro de operaciones de Siria las tropas cibernéticas rusas aplicarían igualmente los objetivos básicos del Mando Cibernético de EE.UU., que serían el permitir para Rusia y sus aliados “libertad de acción en el espacio cibernético y negar la misma” a sus enemigos. Estos enemigos incluyen a las organizaciones terroristas radicales sunitas Daesh y al Frente Al Nusra de Al Qaeda. Y de la misma forma que se lo propone el Mando Cibernético de EE.UU., las fuerzas de guerra cibernética rusas atacarían sus sistemas de comunicación por correo electrónico y mensajes de texto cifrados, las operaciones de irrupción y piratería cibernética (“hacking”) y los sistemas de mando, control, comunicaciones y computadoras (C4) para limitar su capacidad para conducir operaciones. A estos objetivos se unirían operaciones cibernéticas de inteligencia para la recolección de información del adversario.
Dichos objetivos de guerra cibernética los podrían aplicar las tropas cibernéticas rusas tanto contra grupos terroristas radicales sunitas como los mencionados como contra las fuerzas americanas que ilegalmente operan en Siria y contra Siria. Un objetivo vulnerable a ataques cibernéticos sería el sistema de red de inteligencia a base de servidor y programa de computadora analítico del Ejército de EE.UU., el DCGS (Sistema de [Ejército de] Tierra Común Distribuido), que ofrece a las tropas americanas en el campo de batalla acceso a centenares de fuentes de inteligencia e información, desde inteligencia humana (por espías), inteligencia de señales, datos geoespaciales y geográficos, condiciones del clima, fuentes abiertas y cibernéticas, sistema de información de inteligencia dicho sea de paso criticado por su ineficacia.
Otro objetivo de ataques cibernéticos sería el sistema Palantir Gotham del sector privado, usado por soldados americanos como reemplazo del DCGS. Su uso por varias agencias de inteligencia y ramas de las fuerzas armadas estadounidenses las dejarían expuestas, de verse comprometida la seguridad del sistema Palantir Gotham por ataques cibernéticos contra las fuerzas americanas que lo usan en Asia, a ulteriores ataques cibernéticos más intrusivos y potencialmente más dañinos contra las agencias gubernamentales que lo emplean en EE.UU.
En el teatro de operaciones de Siria los emisores que se podrían utilizar para llevar a cabo operaciones de guerra cibernética serían aviones tripulados de inteligencia electrónica (ELINT) e inteligencia de señales (SIGINT), aviones no tripulados, antenas emisoras terrestres de guerra electrónica e inclusive satélites espaciales.
La guerra cibernética se volverá más compleja ya que para fines del año 2017 Rusia podría desarrollar una Inteligencia Artificial (AI) llamada “Virtual Actor” con la capacidad de “elaborar planes y elegir objetivos”, buscándose que tenga “capacidad de adaptarse, estudiar, ser resistente a interferencias imprevistas”. Dicha inteligencia artificial podría ser “entrenada” en guerra cibernética como si hubiese sido instruida en movidas de juegos como el ajedrez y Go, y a ejecutarla en combinación y en equipo con soldados humanos de guerra cibernética que podrían comunicarse con la inteligencia artificial por el pensamiento para mayor interfaz de usuario en operaciones de guerra cibernética. Tal inteligencia artificial junto a tropas cibernéticas rusas operando en equipo llevaría a cabo virtuales juegos de guerra cibernética para derrotar a un enemigo en el ámbito del espacio cibernético, juegos de guerra virtuales pero con efectos reales y no de ciencia ficción contra un adversario que puede ser tanto terrorista radical sunita como israelí y americano en la Guerra de Siria.
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