miércoles, 29 de abril de 2015

Siria acumula derrotas tras derrotas y pierde una provincia completa en un mes


El Asad acumula derrotas y pierde una provincia siria en un mes


La franquicia siria de Al Qaeda encabeza una coalición de milicias que se acerca al feudo del régimen Expertos señalan que el ejército sirio está muy debilitado | El ministro de Defensa acude a Irán en busca de apoyo.


La visita a Irán del ministro de Defensa sirio, Fahd Yasem al Freij, que llegó ayer martes a Teherán, ¿puede ser indicativo de que algo no marcha bien para el presidente Bashar el Asad?

Parece que sí. En el último mes el ejército sirio ha sufrido al menos cuatro derrotas graves y prácticamente ha perdido la provincia de Idlib, en el norte de Siria y fronteriza con Turquía. Idlib es una de las más importantes y disputadas desde el inicio de la guerra, hace cuatro años. Las fuerzas de El Asad no han sido vapuleadas por Estado Islámico sino por una amalgama de milicias entre las que destaca el Frente Al Nusra, que es la franquicia oficial de Al Qaeda en Siria.

Con la conquista de Idlib, los milicianos se acercan a Latakia, la provincia-feudo de la minoría alauí que es la base del régimen de El Asad. La conquista, el sábado 25 de abril, de la ciudad de Jisr el Shugur, ha sido determinante, pues abre el camino hacia Latakia y también hacia la provincia de Hama.

Este avance rebelde ha sido posible a partir de la toma, el 28 de marzo, de la capital provincial, llamada asimismo Idlib. El 25 de abril, además de Jisr el Shugur –una batalla que solo duró tres días- el ejército sirio perdió Busra Sham, cerca de Jordania, y el 2 de abril perdió Nasib, un paso fronterizo con este país. También ha perdido una base militar improvisada en Idlib, con lo que ya solo le queda una en la provincia y, según fuentes citadas por Syria Direct, estaría a punto de ser evacuada por los soldados.

Los autores de este duro castigo al ejército sirio, que habría motivado una visita de urgencia del ministro de Defensa a Teherán en busca de ayuda, son una amalgama de milicias (hasta ocho, más unas cuantas más, unas encuadradas dentro de otras) entre las que se encuentran combatientes chechenos –o al menos caucásicos-, uzbecos y marroquíes, además de sirios, según datos recogidos por The Long War Journal.

Esta coalición se hace llamar Batalla de la Victoria y, según France Presse, los grupos que la forman –o al menos algunos- están apoyados por Qatar, Turquía y Arabia Saudí. Un experto en Siria, Thomas Pierret, dijo a Afp que el régimen “está en situación de gran debilidad” pero “esto no significa necesariamente que vaya a caer mañana” ya que “en el 2012 sobrevivió a mayores desastres militares”.

El ejército sirio, agotado tras cuatro años de guerra, cuenta con el apoyo de Irán -incluso, al parecer, con fuerzas especiales- y con la milicia libanesa del Hizbulah. Pero tanto Irán como Hizbulah están ocupados también en Iraq combatiendo a Estado Islámico.

En opinión de Robert S. Ford, del Middle East Institute, el ejército sirio está siendo incapaz de contraatacar, mientras que súbitos cambios en el corazón del régimen indican que algo está pasando en Damasco.

“A pesar de las constantes afirmaciones de medios occidentales –dice Ford- de que la situación de Asad es segura, la realidad es que la guerra siria es una guerra de desgaste, y los regímenes que gobiernan en minoría normalmente no soportan bien una guerra de desgaste larga”.

La unión de varias milicias para apoderarse de la provincia de Idlib habría sido posible por un acercamiento de Qatar y Turquía sobre todo, pero también Arabia Saudí. Según escribe el analista Hassan Hassan en Foreign Policy, un acuerdo gestado en marzo pasado facilitará una mayor implicación saudí con los rebeldes, mientras que los líderes religiosos de estas milicias han gestado, previamente, alianzas de acuerdo con sus patrocinadores qataríes y turcos.

Mientras tanto, imágenes difundidas recientemente muestran cómo el ejército sirio está echando mano de combatientes extranjeros de confesión chií que exhiben en sus cascos cintas alusivas a su profesión de fe: una forma de reclutamiento basada en el sectarismo suní-chií. Entre estos combatientes se cuentan afganos de la minoría hazara, de confesión chií, que habrían sido captados por Irán.

The New York Times difunde una opinión compartida por varios analistas según la cual el ejército sirio está tan debilitado que depende cada vez más de Hizbulah, y esta situación estaría provocando tensiones internas desmoralización y una cadena de deserciones que, según The Soufan Group, viene produciéndose desde diciembre, además de un importante número de bajas.

Si todo esto es cierto, se confirma el siguiente panorama: si la oposición armada estaba dividida, ahora se une, mientras que las fuerzas de Damasco se fragmentan.

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