El 10 de marzo de 1959 los tibetanos se levantaron en contra el gobierno chino. Esa rebelión fracasó y el Dalai Lama debió escapar.
La presencia de efectivos de seguridad en Lhasa se ha incrementado.
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Según los exiliados tibetanos, se trató de un levantamiento justificado cuyo objetivo era liberar la región de los Himalayas de las garras de la opresiva China.
Pekín tiene otra versión. Dice que fue un complot de la clase alta tibetana, que deseaba mantener su dominio feudal sobre gente esclavizada.
Pocas veces han existido dos versiones tan diferentes de un mismo hecho histórico.
Y la diferencia de opiniones continúa hasta hoy.
El quincuagésimo aniversario del levantamiento se produce en un momento muy sensible para el Tibet, un año después de las protestas y los disturbios protagonizados por comunidades tibetanas en el occidente de China.
Pekín sostiene que la región ha vuelto a la normalidad pero la gente que ha visitado esas áreas habla de fuertes operativos de seguridad y de una atmósfera tensa.
Liberación o invasión
Tibetanos y chinos han estado en desacuerdo por años sobre el estatus de esa región, considerada por Pekín como parte de China desde el siglo XIII.
Algunos tibetanos responden que la mayoría de ese tiempo Tibet fue capaz de administrar sus propios asuntos, una situación que terminó con la victoria de los comunistas en China en 1949.
El Dalai Lama huyó hacia India, seguido por miles de tibetanos.
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Los nuevos gobernantes pronto establecieron su control sobre esos territorios remotos. Pekín todavía llama a ese proceso "liberación pacífica", los tibetanos exiliados lo consideran una invasión.
La Administración Central Tibetana, el gobierno tibetano en el exilio que está basado en India, señala que durante ese período China oprimió a los habitantes de la región.
"Cuando la gente es oprimida, es muy factible que se levante en contra del opresor", dice un comunicado oficial de este grupo sobre el levantamiento.
La rebelión parece haber comenzado a mediados de los 50's y para marzo de 1959 se había expandido a toda la región.
"Con el apoyo de fuerzas extranjeras contrarias a China, una camarilla reaccionaria de la clase alta tibetana elaboró un complot e instigó una rebelión armada a gran escala", dice el "libro blanco" chino sobre el Tibet publicado recientemente.
Temiendo por su vida, el Dalai Lama, quien era en ese momento el líder político y espiritual, huyó poco después. Un total de 80.000 tibetanos lo siguieron.
"El decidió escaparse del Tibet así podía continuar sirviendo a los tibetanos desde un país libre", dice el gobierno en el exilio.
Luego de dos semanas atravesando cadenas montañosas, el Dalai Lama llegó a la India, donde ha estado basado desde ese momento.
De acuerdo a los tibetanos exiliados, otros no fueron tan afortunados.
"Más de 1.200.000 tibetanos, un quinto de una población de seis millones, murió como resultado directo de la invasión china al Tibet", sostiene el gobierno en el exilio, cuyo objetivo declarado en este medio siglo que ha pasado es llevar más libertad a la región.
Siervos
Pero China tiene una imagen muy distinta. El gigante asiático manifiesta que en 1959 los líderes religiosos tradicionales del Tibet trataron de perpetuar la servidumbre.
Luego del levantamiento un gobierno democrático fue establecido, según las autoridades chinas.
Las visitas a Lhasa se han restringido por estos días.
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"El Gobierno Central Chino... condujo a los tibetanos... a llevar a la realidad el antiguo deseo de millones de siervos y esclavos de ser dueños de su propio destino", reza el "libro blanco" publicado sobre el Tibet.
China cree que este proceso no es menos significativo que la emancipación de los esclavos en los Estados Unidos.
Para conmemorar la ocasión, el gobierno chino anunció recientemente que el 28 de marzo será declarado el Día de la Emancipación de los Siervos.
Lhasa cerrada
Muchos tibetanos viviendo en la región preferirán sin duda recordar el 10 de marzo y el fallido levantamiento.
Fue en ese día, el año pasado, cuando comenzaron una serie de protestas en contra de la administración china en Lhasa. Las manifestaciones se extendieron rápidamente por otras regiones.
El gobierno en el exilio señala que la represión "despiadada" que siguió a estos reclamos causó la muerte de 219 pacíficos activistas.
El año pasado, las protestas dañaron la imagen de China antes de la celebración de las Olimpíadas.
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Se dice que 5.600 personas están bajo arresto o detenidas y que mil están desaparecidas.
China sostiene que 18 civiles y un policía murieron durante los disturbios y que todos aquellos que no han sido procesados ya han sido liberados.
Para evitar que se repitan las protestas este año, existe una fuerte presencia de las fuerzas de seguridad en las áreas que componen el Tibet, incluyendo aquellas que se encuentran fuera de la Región Autonómica del Tibet, el nombre oficial de la principal región tibetana.
La seguridad parece ser aún más estricta en Lhasa, la capital, donde efectivos vistiendo uniformes militares patrullan las calles de la ciudad, según el relato de un visitante reciente.
Turistas extranjeros y periodistas tienen prohibida la entrada.
Otros testigos han dicho que la presencia de efectivos armados también es patente en zonas tibetanas de la provincia occidental de Sichuan.
Pero otras zonas parecen más tranquilas. Un periodista de la BBC logró visitar hace pocos días la localidad donde nació el Dalai Lama ubicada en la provincia de Qinghai.
Qiangba Puncog, jefe del gobierno de la región autonómica, dijo que él no espera grandes protestas este año.
Pero estos funcionarios saben que el 10 de marzo es una fecha importante para los tibetanos y la fuerte presencia de fuerzas de seguridad sugiere que China no está dejando este asunto a la suerte.
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