domingo, 24 de julio de 2016

Suníes contra chiíes, la guerra civil que masacra al mundo islámico


Las matanzas que el Estado Islámico (EI) ha perpetrado contra la población chií en Kabul y Bagdad ponen de relieve el ancestral enfrentamiento entre las dos facciones del islam.

Irán (chií) libra una dura y cruenta batalla con Arabia Saudí (suní) por la hegemonia del mundo musulmán en medio de un mar teñido de sangre y petróleo. 

Las matanzas que el Ejército Islámico (EI), de inspiración suní, ha perpetrado en los últimos treinta días contra la población chií enIraq(Bagdad y Kirkuk) y Afganistán (Kabul) y que se han saldado con cerca de 500 muertos han vuelto a poner de manifiesto la guerra civil, ya no se puede hablar de conflicto larvado, que enfrenta desde hace siglos a las dos facciones más importantes del Islam, suníes y chiíes, que masacra a la propia comunidad musulmana, las enfrenta sobre el terreno, como sucede en Siria, lastra, condiciona la política internacional y enfrenta a las dos grandes potencias, Arabia Saudí(suní) e Irán (chií) que pretenden el dominio del mundo islámico y del Golfo Pérsico.


Ali Jamenei y Salman Bin Abdulaziz

Escisión tras la muerte de Mahoma

Pero la escisión del islam en dos grandes ramas hunde sus raíces en el siglo VII, el periodo que siguió a la muerte de Mahoma el año 632. La razón fue la discrepancia dentro de la comunidad de fieles sobre quién debía ser el sucesor del profeta como líder espiritual y político, es decir, como califa, pues Mahoma no había fijado una fórmula concreta.

Los partidarios de Ali, sobrino y yerno del profeta, creían que solo un descendiente directo de Mahoma podía asumir ese cargo. Fueron bautizados como chiíes, que significa la “facción”, pues se encontraban en minoría. La mayoría, en cambio sostenía que la comunidad debía poder elegir a su nuevo gobernante en función de sus virtudes y que había que aplicar la sunna (dichos del profeta).

Los chiíes sufrieron una d errota decisiva en Kerbala (Irak) en el año 680, donde Hussein, el hijo de Ali, fue decapitado. Los chiíes nunca aceptaron la legitimidad del califato suní, y mantuvieron durante décadas una dinastía paralela. Hoy siguen siendo minoría en el islam y se consideran discriminados en algunos países.

Mayoría suní

La mayoría de los musulmanes hoy día son suníes. De los 1.500 millones de musulmanes que hay en el mundo, entre el 85 y el 90% son suníes. En países como Arabia Saudí, Egipto o Jordania, el 90% o más de la población son suníes. Los chiíes, en cambio, sonminoría en el islam, constituyendo un 10% de la población global musulmana, entre 150 y 200 millones de personas. Son mayoría en Irak (aunque el gobierno está en manos de los suníes), Irán, Bahrein y Azerbaiyán y constituyen casi una mayoría en Yemen y Líbano. También hay grandes poblaciones chiíes en Afganistán, la India, Kuwait, Pakistán, Siria, Turquía o Arabia Saudí.


División en el mundo musulmán


Al Qaeda, el Estado Islámico, Hezbollah... 

El conflicto entre ambas facciones religiosas, que consideran herejes a quienes profesan la fe contraria y se han jurado odio eterno, se escenifica sobre el terreno hoy en día, desde hace unos años ya, en Siría.

El Assad, chií, era apoyado por la gran potencia de este credo, Irán, y por su brazo armado, Hezbollah (el partido de Dios), que financiado por el régimen de los ayatolás ha creado un estado paralelo en el sur del Líbano.


Miembros del EI

Frente a ellos Al Qaeda y el Estado Islámico (EI), de inspiración suní, y se dice que financiados por la otra gran potencia, Arabia Saudí, y por otros estados del golfo. En medio, la población civil yenfrente la coalición internacional que bombardea un día tras otro las posiciones del EI en Siria. Bombardeos que, se trate de tapar o no, también sufre la población civil.


Milicianos de Hezbollah

Al lado mismo de todos ellos Israel, el enemigo ancestral de la chií Irán; Hamás, la Hamás palestina que gobierna la franja de Gaza, durante décadas financiada por Irán, pero que ahora parece acercarse a países de mayoría suní como Turquía o Egipto. Entremezclados conflictos y guerras como las de Iraq, Afganistán, Chechenia, Libia, Yemen... Un poco más alejados de éstos, otros conflictos como los de Sudán del Sur o los existentes en el África sahariana y subsahariana; y antes, la primavera árabe, que realmente sólo generó un estado realmente democrático y no teocrático como es Túnez. Y ahora, sobre todo ahora, atentados yihadistas, hasta ahora llevados a cabo por radicales del EI o cercanos a esta organización de inspiración suní, en el corazón de Europa y del mundo occidental y que siembran el terror y el caos en nuestra sociedad.

Un tablero geopolítico endiablado

En fin, un panorama envenenado. Un tablero endiablado en el que se mueven las piezas que configuran la geopolítica mundial y en el que, curiosamente, ahora el monstruo iraní, que ha firmado elacuerdo antinuclear con Estados Unidos y ha visto cómo este país y la comunidad internacional le levantaban las sanciones comerciales, ya no es tan 'malo', y el tradicional aliado de occidente, Arabia Saudí, ya no parece tan 'bueno'. Y todo este intrincado y macabro juego, quizás sea el punto clave para entender todo el embrollo, desarrollándose sobre un mar de petróleo y gas.Y mientras, la población civil muriendo por centenares, como está sucediendo en las últimas semanas en Kabul, Bagdad, Raqqua o Alepo, sin saber si lo que le amenaza son guerras de religión, de poder, por el petróleo, de occidente contra el islam, del islam contra occidente... O un poco de todo ello, que quizás sea la realidad, la triste y cruda realidad.

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