La guerra por la independencia de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) pronto podría reanudarse por culpa de Marruecos, que obliga a los saharaui a vivir en condiciones inhumanas, opina el periodista argelino Said Gafúrov, en su artículo para el diario ruso Vzglyad.
A principios de julio, en el campamento de los refugiados del Sahara Occidental Dajla en la provincia de Tinduf, en el sur de Argelia, se inició el congreso extraordinario del Frente Popular para la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro, conocido también como Polisario.
Entre la guerra y la paz
El Frente Polisario es reconocido por la ONU como el único representante del pueblo del Sahara Occidental, muchos de los cuales viven en exilio como refugiados, mientras que las zonas del Río de Oro y Saguía el Hamra están ocupadas por Marruecos. El conflicto permanece desde 1975, y actualmente las Naciones Unidas califican al Sahara Occidental como la última colonia en África. La lucha armada del Polisario contra Marruecos se suspendió en 1991, cuando, bajo los auspicios de la ONU, haciendo hincapié en el derecho del pueblo saharaui a la libre autodeterminación, fue firmado un armisticio con la condición de llevar a cabo un referéndum que determinaría el destino de esta antigua colonia española. Sin embargo, durante el último cuarto del siglo, el plebiscito ha sido saboteado abiertamente por la parte marroquí.
En la administración del Frente compiten tres facciones convencionales: la 'política', la 'juvenil' y la 'militar', además, están tratando de defender sus intereses los saharauis que viven en Mauritania y territorios controlados por Marruecos. La cuestión clave que separa las fracciones está relacionada con la reanudación de la guerra. Formalmente no existe la 'fracción de paz' en el Frente Polisario. Entre los cientos de delegados del congreso anterior, que hablaron con los observadores rusos, solo la jefa de la Federación de mujeres saharauis se opuso a la guerra. Así que la cuestión se reduce a los términos y condiciones de su reanudación.
© AFP 2016/ FAROUK BATICHE
Miembros del Ejército de la Liberación del Pueblo Saharaui con las banderas del Frente Polisario en el campamento de los refugiados del Sahara Occidental Dajla en la provincia de Tinduf
En este contexto, la cuestión más importante planteada en el congreso extraordinario, fue la unidad de la Secretaría Nacional y la designación de un candidato único. Como resultado, el objetivo fue conseguido: el candidato único fue el legendario líder de los saharauis Ibrahim Gali.
La 'intifada' saharaui
El discurso del presidente electo de la RASD tenía un tono amenazante. La idea principal del discurso fue que los saharauis quieren una solución pacífica del problema, pero están listos para reanudar la guerra.
Los refugiados están cansados de esperar un cambio. Desde la firma del acuerdo sobre el armisticio y la celebración del referéndum ya han pasado 25 años viviendo en condiciones deplorables, en los campamentos en el corazón del Sahara. Ya ha crecido una generación entera. Delante de sus ojos blanden armas, rechazando públicamente el acuerdo firmado, expulsando a los empleados de la Misión de las ONU para el referéndum del Sáhara Occidental, e interponiendo denuncias contra el secretario general de la organización, Ban Ki-moon.
Al mismo tiempo, la población de los territorios ocupados por Marruecos, cada vez con más fuerza, expresa su descontento. Si antes se manifestaba principalmente en forma de desobediencia civil, huelgas de hambre y protestas, ahora los documentos del congreso del Frente Polisario están hablando de una 'intifada' en toda regla. Mientras tanto, los habitantes de los campamentos de refugiados están empezando a exigir la reanudación de la guerra por la liberación de la patria.
© AFP 2016/ FAROUK BATICHE
Miembros del Ejército de la Liberación del Pueblo Saharaui en el campamento de los refugiados del Sahara Occidental Dajla en la provincia de Tinduf
Así, durante el discurso, Ibrahim Gali empleó la palabra 'paz' solo una vez, mientras que 'guerra' se repitió en tres ocasiones. El legendario líder saharaui entiende mucho de los asuntos militares, por eso la parte más importante de su informe fue dedicada a la escalada militar, así como a la necesidad de reformar las fuerzas armadas y rejuvenecer el cuerpo de oficiales.
El movimiento que exige la reanudación de la lucha armada, actualmente está creciendo no solo en los campamentos, sino también entre los saharauis que viven bajo la ocupación. No tienen nada que perder, pero pueden adquirir mucho: con un número relativamente pequeño de población, el Sahara Occidental tiene enormes recursos naturales. Y si antes se creía que el más importante es el único yacimiento de fosfatos y las reservas de minerales de hierro, ahora aún más valiosas son las aguas costeras del océano en la zona económica, donde se ubica un área extremadamente importante de la industria pesquera.
Amenaza terrorista
En su conjunto, todo eso crea un caldo de cultivo para que no solo al Sahara Occidental sino a Marruecos puedan llegar los terroristas islamistas de los países vecinos. Y si ahora este problema se soluciona principalmente a la fuerza —a los misioneros islamistas extranjeros simplemente no les dejan entrar en la región, y los agentes secretos parece que los abaten-, en caso de reanudación de las hostilidades, el desarrollo de los acontecimientos podría tomar un rumbo inesperado.
En este contexto, la ONU entiende la urgencia del referéndum sobre el Sahara Occidental. El Polisario propone tres opciones para el plebiscito: independencia, autonomía dentro de Marruecos o adhesión completa a este reino. Lo importante es que la población del Sahara Occidental decida su destino sola. Cualquier solución impuesta desde arriba podría provocar violencia, lo que en nuestros tiempos se puede traducir en conflictos al otro lado del mar Mediterráneo.
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