El grupo terrorista pierde sus territorios en Siria e Irak, y su plataforma ideológica no es tan fuerte como antes.
El 17 de junio el Ejército iraquí con el apoyo de la aviación de la coalición antiterrorista de Occidente reconquistó una nueva ciudad, Faluya. En Siria la campaña militar también es exitosa, y los yihadistas admiten que podrían perder todos los territorios del califato. El portal ruso Meduza explica como el Estado Islámico pierde sus posiciones tanto estratégicas como ideológicas.
Irak
Los terroristas del Estado Islámico ya han perdido vastos territorios en Irak y cada vez hay menos ciudades bajo su control. Desde el otoño de 2015, el Ejército iraquí liberó Baiyi, Sinyar y Ramadi, y el 17 de junio de 2016 las tropas recuperaron la mayor parte de la ciudad de Faluya.
Lo más probable es que en los próximos meses los militares iraquíes, kurdos y la aviación de la coalición occidental liderada por Estados Unidos inicien la operación para liberar la ciudad de Mosul, uno de los bastiones del grupo terrorista, bajo control del EI desde junio de 2014.
Sin embargo, no será fácil retomar la ciudad, puesto que en ella la organización terrorista cuenta con al menos 12.000 combatientes.
Siria
Las fuerzas del Gobierno sirio y las fuerzas armadas kurdas rodean desde diferentes flancos las posiciones del Estado Islámico en Siria. A finales de marzo de 2016, las tropas siriasrecuperaron Palmira y 4 de junio entraron en la provincia de Raqa.
El 10 de junio los kurdos lograron también recapturar Manbiy, en la provincia de Alepo, una ciudad estratégica a través de la cual llegan armas, alimentos y nuevos combatientes.
Y la ciudad de Raqa sigue siendo el objetivo principal del Ejército oficial y los aliados occidentales. Mientas que el Estado Islámico comenzó este mayo a prepararse para asediar su principal bastión en Siria, los kurdos se acercan a Raqa desde el norte y el Ejército sirio, apoyado por la aviación rusa, avanza desde el oeste y el suroeste.
El futuro de califato
Los líderes del Estado Islámico anunciaron en 2014 que planeaban constituir un auténtico califato como el que se describe en los textos sagrados como única forma aceptable de organización política. Un Estado así no puede perder una batalla tras otra porque goza del apoyo divino, asegura el periodista Iván Yakovina. Estratégicamente, un califato debe derrotar a sus enemigos y expandir sus territorios. De lo contrario, no es un auténtico califato.
Cuando el Estado Islámico se estaba expandiendo rápidamente por el territorio de Irak y Siria, los agitadores no tenían problemas en atraer a nuevos combatientes a sus filas y subrayaban la naturaleza divina del éxito. Pero el último año la situación ha cambiado drásticamente y la organización ha experimentado deserciones en masa de sus combatientes.
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