Palestinos refugiados del campo de Yarmouk, en Siria, hacen cola en enero del 2014 para recibir alimentos.
Los palestinos expulsados de su tierra en 1948 y sus descendientes superan los cinco millones, según la ONU. Miles de personas que se cobijaron en Siria hace 68 años han sufrido un segundo éxodo por la guerra
La familia paterna de Sama, una palestina nacida en Jerusalén hace 57 años, tenía una hermosa casa con jardín en el barrio jerosolimitano de Katamon. En 1948, tras la creación del Estado de Israel y el estallido de la guerra entre los israelís y una coalición de países árabes, la familia tuvo que huir de su casa “con lo puesto, lo dejaron todo y se fueron corriendo tras unos incidentes graves en la zona”, cuenta Sama. Confiaron en que su ausencia sería corta y podrían regresar a su hogar, donde habían dejado toda su vida suspendida en el tiempo, pero nunca pudieron recuperarlo.
Tras el inicio de la ocupación de Jerusalén este por parte de Israel, en junio de 1967, Sama y su padre quisieron comprobar si su casa de Katamon seguía en pie. El barrio se encuentra en la parte oeste de Jerusalén, la zona que según el armisticio de 1949 -que puso fin a la guerra entre israelís y árabes- correspondía a Israel. Hasta entonces no habían podido acceder a la zona oeste de la ciudad. Jerusalén estaba dividida en dos áreas: la occidental pertenecía a Israel y la oriental estaba en manos de Jordania.
Casa ocupada por vecinos
“Mi padre llamó al timbre y una mujer israelí abrió la puerta. Vieron que se conocían. Era su vecina en 1948, la niña que jugaba con él. Nos invitó a entrar en la casa y nos ofreció café. Mi padre estaba muy apesadumbrado por ser un invitado en su propia casa y totalmente impactado porque sus vecinos se adueñaron de ella”, relata Sama.
Su padre, que murió joven poco después de esa visita a causa de un infarto, era uno de los más de 700.000 palestinos que dejaron atrás sus hogares, tierras y toda clase de posesiones durante la Nakba (catástrofe en árabe), la huida forzosa y expulsión de la población palestina del territorio adjudicado a Israel en el Plan de Partición de Palestina, aprobado por la ONU el 29 de noviembre de 1947.
El drama de los refugiados palestinos empezó poco después de esa fecha. Con los enfrentamientos entre árabes y judíos, aún bajo el Mandato Británico de Palestina, se produjeron las primeras masacres que sembraron el terror entre la población palestina. Una de las peores fue la del pueblo de Deir Yasín, donde las milicias judías Irgun y Lehi mataron a 107 palestinos, entre ellos mujeres y niños, el 9 de abril de 1948.
Derechos sobre el papel
Los refugiados de entonces y sus descendientes inscritos por la ONU son hoy más de 5 millones. Constituyen la población de refugiados más grande del mundo y representan el 40% de los refugiados de larga duración.
El derecho de estos refugiados a retornar a su tierra, recuperar sus propiedades o recibir una compensación a cambio de ellas en caso de no querer regresar está reconocido en resoluciones de la ONU como la 194, de diciembre de 1948, pero nunca se ha materializado.
Los refugiados palestinos -la gran mayoría inscritos en la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), creada en 1949- viven en diversos campos en Cisjordania, Gaza y Jerusalén este que con los años han sido engullidos por ciudades.
También hay refugiados -no todos registrados por la UNRWA- que residen en localidades palestinas, desplazados cuyas aldeas dentro del territorio adjudicado a Israel fueron destruidas, pero que pudieron permanecer en el nuevo Estado y palestinos que fueron acogidos en campos de Jordania, Líbano y Siria, entre otros países de Oriente Medio.
Segundo éxodo
De los 1,8 millones de palestinos de Gaza, 1,3 millones son refugiados, según datos de la UNRWA. Entre los más de 2,5 millones de palestinos de Cisjordania, 942.000 tienen ese estatus.
La inmensa mayoría de los palestinos que vivían refugiados en Siria -unos 560.000- han sufrido un segundo éxodo a causa de la guerra que se inició en marzo del 2011. El 62% se han convertido en desplazados internos o han tenido que huir a otros países.
La población palestina del campo de Yarmuk, situado a las afueras de Damasco y que contaba con unos 180.000 habitantes, ha padecido uno de los peores asedios de la guerra en Siria. Varias personas han muerto de hambre en Yarmuk, donde no llega la ayuda humanitaria de manera continuada desde el verano del 2013. Unas 6.000 personas, según la UNRWA, siguen atrapadas en ese campo.
Unos 42.000 refugiados de Palestina que residían en Siria se han cobijado en el Líbano, que acoge a 492.000 palestinos. Estos refugiados carecen de derechos civiles y sociales y tienen un acceso muy limitado al sistema de salud pública y a las infraestructuras educativas. La mayoría dependen de los servicios que les ofrece la UNRWA.
Unos 18.000 palestinos de Siria se han albergado en Jordania, donde viven 2,2 millones de refugiados palestinos. La mayoría de ellos tiene ciudadanía y cuenta con derechos y servicios.
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