Según el diario Ray Youm, crece el temor en Arabia Saudí por la posible incautación de parte de sus bienes e inversiones en EEUU después de la aprobación por parte del Senado de una ley que permite demandar a los países que apoyen actos terroristas en el territorio de EEUU.
Se espera ahora que la Cámara de Representantes apruebe también la ley. La mayoría de votos a su favor es tan amplia que será suficiente para levantar un posible veto del presidente Barack Obama contra la misma.
Esto llevará a la presentación de miles de demandas por daños y perjuicios por parte de las familias de las víctimas de los atentados del 11-S, que causaron 3.000 muertos, contra el reino.
Arabia Saudí está preocupada porque el candidato republicano, Donald Trump, no tiene mucho afecto por Riad y ha pedido que las relaciones con el reino wahabí sea revisadas. Por otro lado, los candidatos demócratas, Bernie Sanders y Hillary Clinton, también han afirmado que apoyan cualquier decisión diseñada para sacar a la luz la verdad plena de los atentados.
Esto podría llevar a la desclasificación del informe de 28 páginas sobre la implicación saudí en los ataques.
Arabia Saudí ha amenazado con retirar sus fondos de los mercados de EEUU por temor al inicio de los juicios. Según los especialistas, Riad podría perder cientos de miles de millones de dólares en sentencias condenatorias por el 11-S. Los jueces norteamericanos tienen la posibilidad de embargar los bonos, valores e inversiones saudíes en su territorio.
No sólo las familias de las víctimas pueden demandar al reino saudí. Todos aquellos que sufrieron daños materiales y que vieron interrumpidos su trabajo y sus proyectos pueden hacer lo propio.
Arabia Saudí no puede detener esto mediante un trabajo de lobby en los pasillos de Washington porque la actividad de los lobbies no funciona con la Justicia norteamericana. Algunos observadores creen que el reino buscará derivar sus fondos en el extranjero hacia otros países como Francia y Alemania o incluso China e India, que son los pocos mercados mundiales que pueden absorber grandes cantidades de dinero y protegerlas de las acciones de la Justicia de EEUU.
Lo peor es que una sentencia condenatoria para Arabia Saudí en los tribunales estadounidenses supondría un reconocimiento oficial de la implicación del reino en los atentados del 11-S y esto supondría un daño irreversible para las relaciones bilaterales.
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