El reciente paso de los huthis en Yemen parece una opción necesaria impuesta a su movimiento, Ansarulá, debido al fracaso de los partidos yemeníes, tras días de intensas conversaciones, en alcanzar una solución a la crisis política. Las medidas tomadas por los huthis buscaban llenar el vacío de poder creado por el presidente y el gobierno tras su dimisión, debido a presiones externas.
Tras meses de ganar terreno en las provincias yemeníes, los huthis han convertido este progreso en claras ganancias políticas. Ellos han tomado el control del gobierno sin apoderarse del poder. Su misión será la de supervisar la fase de transición de dos años a través de una Declaración Constitucional, que fue presentada en una gran ceremonia en el Palacio Presidencial de Yemen el pasado viernes.
Muchos no dudarán en describir lo que sucedió como un golpe de estado. Sin embargo, los eventos que han tenido lugar en las pasadas semanas demuestran que las actividades del grupo buscan sólo consolidar su papel en Yemen, que estará basado en la construcción de una asociación con otras fuerzas políticas. El vacío creado por la dimisión del presidente y el gobierno, bajo presión de Arabia Saudí y otras monarquías del Golfo Pérsico, buscaba debilitar a los huthis y empujar el país hacia el caos en un momento en el que algunas fuerzas internas se estaban preparando para un conflicto armado con el grupo.
Ansarulá parece haber comprendido este complot. El grupo esperó a los resultados del diálogo promovido por la ONU entre partidos políticos, que buscaba hallar una solución política y salvar al país de un vacío institucional. Los huthis dieron tres días a los partidos para presionar en favor de la negociación. Sin embargo, ciertas fuerzas, lideradas por el partido Islah, vinculado a los Hermanos Musulmanes, buscaron bloquear las negociaciones políticas prefiriendo dejar el país en medio de una completa parálisis.
Era, pues, preciso resolver la situación rápidamente. El viernes por la tarde, los Comités dieron a conocer una Declaración Constitucional organizando la fase transitoria en Yemen tras un vacío de poder de dos semanas.
La Declaración disuelve el Parlamente y crea el Consejo Nacional de Transición, que consiste en 551 miembros que reemplazarán al Parlamento e incluirán a miembros que no eran miembros del mismo. Este Consejo elegirá a un Consejo Presidencial de cinco miembros que tomará los poderes del presidente.
Además, Comités Revolucionarios subsidiarios serán formados en todas las provincias yemeníes.
En un plazo de dos años se completará la fase transitoria en base a un marco establecido por un diálogo nacional. No hay ninguna mención al Acuerdo de Paz y Asociación, una iniciativa de los países del Golfo, lo que viene a suponer que la era de la dominación saudí en el país se ha terminado.
La política exterior de Yemen estará basada en el compromiso con los “principios de buena vecindad, no injerencia en los asuntos internos y uso de medios pacíficos para resolver disputas”.
Rápidos avances huthis
Desde que los huthis tomaron la capital yemení muchos han cuestionado sus objetivos últimos. Sus avances sobre el terreno sin hallar una significativa resistencia fueron notables por su extensión y velocidad. Hubo también preguntas acerca de por qué los huthis se han abstenido de tomar el poder a pesar de que son capaces de hacerlo.
En sus avances en las provincias de Imran, Sanaa, Hudaihah, Al Baidaa e Ibb, donde entraron en batalla con Al Qaida, ellos fueron capaces de derrotar a este grupo terrorista en varios choques, debilitar al influyente clan Ahmar y reducir la influencia del Partido Islah. Ellos no habían pedido más que un “respeto a su nueva posición en Yemen tras décadas de persecución, discriminación y guerra”. Pero el estado que surgió de la llamada Iniciativa del Golfo, tras la Revolución de 2011 contra el presidente Abdulá Ali Saleh, veía a los huthis como demasiado reivindicativos y continuó con las mismas políticas hostiles hacia ellos.
El hecho de que los huthis determinen ahora el destino de Yemen es un acontecimiento de gran importancia a nivel regional. Es la primera vez desde la caída del estado de Yemen del Sur en 1991 y la posterior reunificación que el país se libra del dominio saudí. Yemen tiene además un gran valor estratégico porque controla el estratégico Estrecho de Bab el Mandeb.
¿Cómo responderán Arabia Saudí y otros estados del Golfo a la Declaración Constitucional? Recordemos que existen indicaciones de contactos entre el gobierno saudí y los huthis en lo que parece ser una “rendición” de los saudíes ante la realidad impuesta por los huthis en Yemen y un deseo de tratar esta cuestión de forma pragmática con el fin de salvar algunas ganancias, especialmente en relación al Sur de Yemen, donde el reino parece apoyar la secesión.
A nivel interno muchos desafíos esperan a los huthis en la fase transitoria de dos años. Las reacciones a los acontecimientos que se produjeron el viernes en Sanaa comenzaron pronto. Algunas tribus de Marib anunciaron que tomarían las armas y se negaban a “someterse a los huthis”.
Esto era un resultado esperado. Se cree también que Al Qaida y otros grupos takfiris, apoyados por diversas fuerzas internas, se opondrán a las nuevas instituciones creadas por los Comités Populares, en especial en la provincia de Marib, rica en petróleo.
En cualquier caso, los huthis han logrado completar su “movilización revolucionaria” comprendiendo que varias fuerzas extranjeras y domést,icas no los quieren como árbitros del poder. El movimiento, que comenzó su avance en el verano de 2014, ha escrito, sin embargo los últimos capítulos de la dominación extranjera en Yemen. Este proceso culminó con la Declaración Constitucional del viernes, que abrió una nueva era para el país.
Al Akhbar
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