jueves, 5 de marzo de 2015

La prensa española se ensaña con los detenidos de Donbass

Sin apenas información disponible y sin mayor intención de buscar una visión más completa de la experiencia de los voluntarios españoles en Donbass, reflejo también del poco interés de la prensa por mostrar los matices de la guerra, la prensa se limita a las generalizaciones, con lo que acaba por explotar el aspecto ideológico, en algunos casos para ridiculizar a los detenidos.

En uno de los relatos más moderados, El Correo menciona que, según fuentes de la investigación, la mayor parte de los arrestados eran miembros en España del colectivo
Acción Antifascista. Menciona como principal colectivo afín al Comité de Apoyo a la Ucrania Antifascista, sin mencionar que se trata de una de las organizaciones que a lo largo de estos meses de guerra en Donbass más visibilidad ha dado, no solo a la lucha contra la agresión ucraniana en Donbass, sino al sufrimiento de la población civil y a la catástrofe humanitaria que la guerra y el bloqueo económico de Kiev han causado.

El Correo cita también a estas fuentes de la investigación para mencionar que los detenidos “habían estado encuadrados en la denominada Brigada Internacional Carlos Palomino -en honor al militante antifascista asesinado en el metro de Madrid en 2007-, integrada a su vez en el Batallón Vostok, uno de los más violentos de los que ha combatido en la guerra de Ucrania”. Se recicla así una información del verano pasado, cuando cuatro jóvenes anunciaron en un comunicado la creación de dicha brigada.


Aun así, nada indica que estos ocho voluntarios se integraran, como grupo, en esta brigada. Sin conocimiento de la guerra, de los batallones que integran la milicia o del recorrido de los españoles en ella, El Correo utiliza una definición del batallón Vostok tomada de un artículo de El País también del pasado mes de agosto. Ni El Correo, ni El País, ni el resto de la prensa española, se paran a pensar que la milicia vaya más allá del batallón Vostok o que parte de los voluntarios españoles nunca hayan formado parte del mismo.

Aunque la cantidad de vídeos, fotografías y entrevistas de los voluntarios en Donbass no es tanta como la prensa ha dado a entender, hay suficiente material sobre ellos para conocer que, al menos algunos de ellos, estaban integrados en la brigada Prizrak y no en el batallón Vostok. El vídeo que tanto se ha mostrado estos días en la televisión, en el que varios de los voluntarios posan junto a Alexei Mozgovoi, por ejemplo, es suficiente para cualquiera que haya seguido la guerra para ubicar a esos voluntarios en la milicia de Lugansk y no en la de Donetsk. No hay distinción posible si no se ha realizado ese mínimo seguimiento.

El escaso conocimiento del conflicto y la inmediatez de la información hacen caer a la prensa en inexactitudes o en afirmaciones cuyo origen es desconocido y su veracidad, dudosa. Algunos medios quieren incluso insistir en conexiones internacionales. ABC, por ejemplo, señala que “al parecer, los detenidos tenían relación con gente de Alemania, Francia e Italia”. También sin especificar la fuente de la afirmación, El País va un paso más allá y afirma que “la comunidad internacional en la que se apoyaban los ahora detenidos tiene ramificaciones en Alemania, Italia o Francia, entre otros países. De todos ellos han partido combatientes hacia Ucrania”. Ambos medios tratan de presentar un nivel organizativo y de reclutamiento que ni pueden probar, al menos no lo hacen, ni parece ajustarse a la realidad.

Las referencias a los detenidos
Más allá de esas inexactitudes, parte de la prensa nacional se ha excedido a la hora de calificar a los detenidos y de utilizar términos ofensivos que no se ajustan a la realidad. La prensa no solo ha condenado a estos voluntarios, de los que da por hecho que entraron en combate cuando no hay evidencia alguna de ello. Se ha juzgado a un grupo de personas que ni siquiera han sido formalmente imputadas de delito alguno.

La mención a las personas detenidas es variada. Aparecen términos como combatientes o brigadistas en lo militar y prorrusos en lo referente a la postura en la guerra, muy acorde con esa simplificación del conflicto que hace rusos a todos los partidarios de las Repúblicas Populares. La Razón es, sin duda, el medio que con más claridad simplifica el conflicto y define a los voluntarios como “españoles que combatían a favor de Putin”. Todos los medios señalan que se trata de personas de ideología de izquierdas, señalando que proceden de diferentes movimientos y partidos de tendencia comunista.

“Todos ellos están alineados en la extrema izquierda. No pertenecen a una organización radical concreta, sino que van por libre, aunque están muy ideologizados”, señala ABC. Aunque la información adicional de la crónica no es especialmente incendiaria, sí lo es su portada, que califica de “pistoleros” a los detenidos. La suma de ambos elementos da como resultado una visión, buscada o no, de un grupo de extrema izquierda peligroso y violento.

En la misma línea de insistir sobre la peligrosidad de estos ocho españoles, El Mundo cierra su crónica recordando que podrían ser acusados de terrorismo “puesto que acudieron a Ucrania con el fin de aterrorizar a la población civil”. No importa que no haya dato alguno para sostener una acusación tan grave. El juicio ya está hecho.

Pero quizá el caso más llamativo de manipulación venga de la mano de El País, que titula uno de sus artículos con el atractivo y sorprendente “Combatíamos comunistas y nazis juntos”. Sin citar la procedencia de la información o de la cita, el artículo señala lo siguiente:

“La mitad de ellos son comunistas y la otra mitad nazis”, han explicado los detenidos. “Combatíamos comunistas y nazis juntos”, han declarado, justificando esa contradicción ideológica argumentando que “todos queremos lo mismo, la justicia social y la liberación de Rusia de la invasión ucrania”.

Estas citas tienen cierto parecido a otras publicadas el pasado noviembre, cuando algunos de los voluntarios integrados en la brigada Prizrak concedieron las pocas entrevistas que habían concedido hasta ahora. “Nuestro principal objetivo militar es no parar hasta liberar el estado futuro de Novorrusia de la escoria fascista”, decía entonces uno de los voluntarios en una cita similar. En ninguna de las entrevistas concedidas se menciona el término nazi si no es para asimilarlo al enemigo. Y no hay en sus palabras mención alguna a la defensa de Rusia sino a la defensa del pueblo de Donbass o Novorrusia, posible origen de la confusión.

Ellos mismos reconocían lo variado de la ideología de los miembros de la milicia, especialmente cuando formaban parte de la unidad continental en la que se integraban extranjeros de diferentes países y en la que coincidían nacionalistas, ultranacionalistas, antifascistas y comunistas. Así lo reflejaba en noviembre Víctor Lenta, voluntario francés, que entonces afirmaba también que la milicia apenas utilizaba a los voluntarios extranjeros para tareas militares y estos se veían obligados a ser utilizados principalmente para la propaganda. En ello insiste también la República Popular de Lugansk, que a través de su servicio de prensa resalta el compromiso humanitario de estos internacionalistas.

En aquel momento, cuando parte de la prensa ya utilizaba la presencia de comunistas españoles en una unidad en la que convivían con nacionalistas o ultranacionalistas para desacreditar, no solo a los voluntarios españoles sino a toda la resistencia de Donbass, uno de ellos lo dejaba claro: “yo soy más rojo que la sangre que corre por mis venas. Eso nadie lo va a cambiar, ninguna opinión externa lo puede cambiar.”   

Con más sutileza que El Mundo, que directamente acusa a los españoles de buscar aterrorizar a la población, El País no esconde su poca simpatía por los detenidos, manipulando sus palabras y tratando de dar una falsa imagen antidemocrática y violenta que queda clara en otro comentario, también cargado de elementos valorativos:

El comunicado que colgaron en las redes para anunciar su marcha, cargado de un lenguaje bélico y pretendidamente épico, concluye: “Donbass será la tumba del fascismo. Hoy como ayer ¡No pasarán! ¡Nos vemos en las barricadas!”.

Declaraciones de los voluntarios tras su puesta en libertad
A pesar del escaso interés por parte de la prensa mayoritaria a dar a conocer el punto de vista de los protagonistas, varios de los detenidos han sido entrevistados estos días por diferentes medios de comunicación, principalmente medios locales de sus ciudades. Algunos de ellos han realizado declaraciones a medios internacionales como RT o Sputnik, medios que han dado a lo largo de estos meses una visión del conflicto similar a la que han dado estos voluntarios. Frente al juicio paralelo al que muchos medios españoles han sometido a los voluntarios tanto ahora como en meses anteriores, estos medios, tanto los locales como esos medios rusos, han dado a los protagonistas la ocasión de defenderse de las acusaciones.

El diario Hoy de Extremadura, en declaraciones que recogen también otros medios como El Correo, da voz al detenido en Cáceres. Según el periódico, señala: «No soy un terrorista. Mi detención es algo mediático. Se me está acusando de terrorismo y no es por eso, es por mi estancia en Ucrania y al estar allí dice que se incumple la neutralidad de España», «Están matando niños, mujeres y ancianos», sentencia. Tras ser puesto en libertad, ha declarado que la policía ha registrado su vivienda y no ha encontrado «nada», porque «no soy un terrorista».

Según El Comercio, Rafael Muñoz no quiso hacer declaraciones pero, según sus amigos, dijo que estaba «tranquilo y con ganas de volver a su vida normal, a su trabajo, sus aficiones y a estar con sus amistades, después de catorce horas de tensión y sin comprender por qué se ha causado tanto revuelo».

Solo El Periódico recoge las declaraciones de Héctor Arroyo a Sputnik, lo que refleja también el desinterés de muchos de los grandes medios de comunicación españoles por la versión de los protagonistas. La versión de Arroyo es similar a la ofrecida por otros voluntarios. «No existe la neutralidad del Estado español en este conflicto, por lo que no pudimos ir contra ella. España ha enviado equipamiento militar, está apoyando a Kiev. Sabemos que hay mercenarios españoles en las filas del Ejército ucraniano».  Aunque por el momento no hay pruebas para afirmar con seguridad que haya españoles, o residentes en España, luchando del lado de Kiev, así lo creen los voluntarios. Arroyo añade además que el tratamiento hacia ellos es diferente. «A ellos no los han detenido porque son de su bando», señala.

Frente al aspecto militar que la prensa ha querido destacar, Héctor Arroyo insiste en la parte humanitaria de sus actos en Donbass: «Durante mi estancia en Lugansk hacíamos entrenamiento físico, pero también descargábamos camiones de comida, repartíamos ropa de abrigo y dábamos de comer a gente que estaba desplazada y sin hogar». Y participa de la opinión de quienes creen que la acción busca evitar que más personas tomen las mismas decisiones que ellos: «Las detenciones se producen ahora para meter miedo, para evitar que la gente siga yendo a esa zona de Ucrania», dice.

En la misma línea se manifiesta Andrés Ramajo. El diario Hoy recoge las declaraciones de este voluntario que pasó dos meses en la zona de Donbass. «Te levantan a las seis y media de la mañana y te encuentras con este percal», aseguró Ramajo ayer a este diario.  En una entrevista con este medio, Ramajo destaca: «Han hecho un registro en mi casa y no han encontrado nada, por supuesto, porque yo no soy ningún terrorista. He ido allí más que nada a informar porque en los medios de comunicación no se habla de lo que está pasando. He ido para verlo y luego contarlo, simplemente».

Y frente a la visión violenta y agresora que de las milicias ha dado la prensa, Sergio Becerra insiste, en su conversación la versión en castellano de RT en la reacción de la población ante la llegada de las milicias. “Así que cuando llegamos a una zona que ya estaba a salvo, la gente se veía muy agradecida de que hubieran liberado ese lugar. Seguramente porque bien no lo estarían pasando”, insiste. “Cualquier persona normal, si ve que están torturando a otras personas, con un poco de humanidad, haría lo mismo que he hecho yo”.

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