El general Qasem Soleimani solía ser poco conocido. Ahora, para muchos, como el autor de esta imagen -Ali Mehrtarah-, es un héroe.
Estados Unidos ha estado bombardeando al autodenominado Estado Islámico desde agosto, para apoyar a la coalición entre el ejército iraquí, combatientes kurdos de las fuerzas peshmerga y milicias chiitas.
Pero en el terreno, es Irán el que parece estar extendiendo su influencia, jugando un rol cada vez más activo bajo el liderazgo de Qasem Soleimani, un reservado general iraní.
Gabriel Gatehouse de la BBC estuvo tras el rastro del iraní que ha sido descrito como "el hombre más poderoso de Irak".
En el sofocante calor en Jalawla, en la frontera con Irán, las fuerzas kurdas batallan contra Estado Islámico (EI) en el lugar en el que las peshmerga frenaron el avance de los yihadistas, a meros 160 kilómetros de Bagdad.
Mientras Estados Unidos las asiste desde el aire, en tierra es Irán el que esta proveyendo la mayor parte del apoyo.
No se trata sólo de una batalla contra unos yihadistas brutales: Teherán está llevando a cabo una campaña por el control de Irak y por su influencia en Medio Oriente.
En el corazón de esa campaña, aunque en las sombras, está un hombre: el general Qasem Soleimani, el líder de la fuerza iraní de élite Quds, brazo exterior de la Guardia Revolucionaria.
Poder en el terreno
Soleimani cuenta con la confianza del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.
En Irak se le ha visto tomando el control de grupos de milicias chiitas y los políticos palidecen al oír mencionar su nombre.
"Se ha ganado su poder porque trata directamente con las unidades en el terreno. No le atemoriza viajar por Siria e Irak para asegurarse de que las milicias son capaces de enfrentar la amenaza de EI", le explica a la BBC Hayder al Khoei, del Instituto Real de Asuntos Internacionales.
"Tiene credibilidad en la esfera política y también en la militar", agrega.
Soleimani rara vez aparece en público. Pero, a veces, en los funerales de algún miembro de su fuerza Quds, se le ha visto soltar una lágrima o dos.
Quienes lo conocen lo describen como un hombre que dice poco y logra mucho.
Se siente pero no se ve
En el frente de esta guerra, los combatientes kurdos nos mostraron cuán anticuadas son sus armas, y es difícil entender cómo lograron ganarle terreno a EI por sí solos.
Cuando le pregunté a uno de los coroneles si Soleimani los había ayudado, la respuesta fue que no... que por ahí nadie lo había visto... absolutamente nadie.
Nadie había siquiera oído hablar de él, a pesar de que es "el hombre más poderoso de Irak".
Pero un comandante local kurdo le confirmó a la BBC que Qasem Soleimani efectivamente había visitado ese frente de guerra en varias ocasiones, y aceptó revelar el grado de participación iraní en el esfuerzo.
"Irán envió 16 camiones cargados de armas, artillería pesada y monitores, dos lanzadores de misiles grandes, tres o cuatro más pequeños y un batallón de morteros", le dijo a la BBC el comandante peshmerga Jafar Mustafa Marouf.
Un arma potente
Las batallas por Irak y Siria son parte de una campaña más amplia por el control de Medio Oriente entre el chiita Irán y los poderes sunitas del Golfo Pérsico.
En Líbano, Soleimani ha cultivado al grupo chiita Hezbolá; en Siria, ha fortalecido al presidente Bashar al Asad.
Se le atribuye haber definido la estrategia que le ha ayudado a al Asad a cambiar el curso de la guerra contra las fuerzas rebeldes y recobrar ciudades y pueblos claves.
En esta guerra no muy fría, Soleimani es una de las armas más potentes de Irán.
La invasión removió barreras
Hasta 2003, Irak era un obstáculo geográfico y político entre Irán y sus aliados chiitas hacia el occidente, en Siria y Líbano.
Pero luego vino la invasión liderada por Estados Unidos, que al derrocar a Saddam Hussein removió esa vasta barrera a las ambiciones expansionistas iraníes.
Ahora, "Soleimani quiere asegurarse de que los grupos armados en Líbano, Siria e Irak dependan de Irán para sobrevivir", indica Ayder al Khoei.
Un alto oficial iraquí le dijo a la BBC que cuando la ciudad de Mosul cayó, la rápida reacción de Irán, más que los bombardeos estadounidenses, fue lo que evitó un colapso más extendido.
Sin embargo, muchos iraquíes temen que su país se esté volviendo un sometido de Teherán, que las milicias que proveen la seguridad se estén tornando en un instrumento de control político iraní.
"La inestabilidad de Irak lo hace débil y muchas de las decisiones se están tomando en Teherán, no en Bagdad", señala Atheel al Najaifi, el gobernador en el exilio de Mosul.
Archienemigos juntos
La crisis en Irak ha puesto a dos archienemigos del mismo lado: Irán y EE.UU.
Pero aunque suene extraño, sucedió antes por Irak y por Afganistán.
Irán le proveyó inteligencia militar a EE.UU. para apoyar la invasión que derrocó al Talibán en 2001, y en 2007, Washington y Teherán enviaron representantes a Bagdad para discutir sobre el deterioro de la situación en Irak.
El ex embajador de EE.UU. en Irak y Afganistán Ryan Crocker recordó en una entrevista con la BBC el año pasado cuán crucial era el rol que tenía entre bambalinas el general Soleimani.
"Mis interlocutores iraníes dejaron claro que aunque mantenían a la cancillería de su país informada, al final era Soleimani quien tomaba las decisiones".
Washington y Bagdad necesitan a Teherán
Tras ocho años de ocupación y millones de dólares de inversión, a los estadounidenses les están ganando la partida.
A finales de agosto, fueron los bombardeos de EE.UU. los que ayudaron a ponerle fin al sitio que había mantenido EI en la ciudad de Amerli.
Pero, ¿quién hizo la entrada triunfal y se llevó el crédito por la victoria?
Qasem Soleimani.
"Qasem Soleimani vino a visitarnos. Él vio cuál era la situación y su visita nos subió el ánimo", recuerda "Abu Ali", un comandante chiita.
En la frontera con Irán, el avance de los yihadistas está controlado, pero EI no ha sido vencido.
Irak se está convirtiendo en un estado satélite, dependiente de la fuerza de las milicias chiitas y las armas de Teherán.
Y, en la batalla contra EI, los estadounidenses dependen ahora de Irán tanto como los iraquíes.
Antes de las conversaciones entre Irán y EE.UU. en 2007, los estadounidenses arrestaron a cinco iraníes en Irak, acusándolos de estar entrenando a las milicias chiitas.
Siete años más tarde, Soleimani puede operar mucho más abiertamente dentro de Irak mientras los estadounidenses, una vez más, recurren a su ayuda para sacar al país del borde del abismo.
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