Las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG, por sus siglas en kurdo) arrebataron a los terroristas del EIIL (Daesh, en árabe) el control de tres aldeas en la provincia de Al-Raqa, sita en el norte de Siria y considerada uno de los bastiones del grupo takfirí.
Los combatientes kurdos también “se apoderaron de una gran fábrica de cemento” tras enfrentamientos en el noreste de la localidad de Ain Issa, anunció el domingo el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
De acuerdo con el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, desde hace 48 horas se atestiguan intensos enfrentamientos entre los combatientes kurdos y los terroristas, y de momento unos 20 miembros de Daesh han resultado muertos.
“Por lo menos seis integrantes del EIIL murieron en enfrentamientos el domingo”, ha explicado Abdel Rahman, cuya organización tiene sede en el Reino Unido.
Sin embargo, el director del OSDH no ha dado a conocer el número de posibles bajas entre las filas de las fuerzas kurdas en los choques de Ain Issa.
Se trata de una zona de suma importancia, ya que que está situada a menos de 60 km de la ciudad de Al-Raqa y a 45 km al sur de Tal Abyad, localidad fronteriza que utiliza el EIIL para introducir en Siria a los terroristas provenientes de Turquía.
Los miembros de YPG han asestado duros golpes al EIIL en Siria durante la última semana. Los combatientes kurdos aniquilaron el sábado a 31 terroristas en la provincia de Al-Hasaka (noreste).
La crisis siria cumple ya cuatro años y algunos países occidentales y sus aliados regionales no cejan de avivar las llamas del conflicto, armando y financiando a los terroristas. Las secuelas, particularmente la falta de seguridad, son palpables en el país árabe y, por extensión, en toda la región, ya que el EIIL también opera en Irak.
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