El Consejo de Seguridad de la ONU amplió hoy sus sanciones contra los rebeldes hutíes de Yemen y les impuso un embargo de armas, en un intento por ayudar a frenar la ofensiva que les ha permitido controlar la mayor parte del país.
Las medidas están incluidas en una resolución presentada por Jordania en nombre de los países árabes y que respaldaron 14 de los 15 miembros del Consejo.
El único que no lo hizo fue Rusia, que se abstuvo, y que criticó que el embargo de armas afecte sólo a uno de los bandos y que la prioridad del Consejo no sea detener los combates.
“Insistimos en que el embargo de armas debería ser global”, señaló el embajador ruso, Vitaly Churkin, que recordó las graves consecuencias que la campaña aérea liderada por Arabia Saudí está teniendo para la población civil.
Venezuela, aunque votó a favor, también lamentó que el texto no incluya “un lenguaje más categórico” instando al “cese de hostilidades y de todo tipo de acciones militares sobre Yemen”.
En las últimas semanas, Moscú trató sin éxito de impulsar otra resolución para obligar a la coalición árabe a por lo menos observar pausas humanitarias durante sus bombardeos.
El texto aprobado simplemente llama a trabajar en ese sentido y pide a las partes que faciliten el suministro de ayuda a la población.
Frente a las críticas rusas, las potencias occidentales y los países árabes recordaron que el Consejo lleva meses pidiendo a los rebeldes chiíes que abandonen las armas y devuelvan el poder a las autoridades legítimas.
“En respuesta, los hutíes, en coordinación con el expresidente Ali Abdalá Saleh, han intensificado su campaña militar, bombardeado Adén y extendido su ofensiva al sur de Yemen”, señaló la embajadora de EE.UU., Samantha Power.
Las nuevas sanciones incluyen una prohibición de viajes y una congelación de activos al líder de los rebeldes chiíes, Abdelmalek al Huti, y a Ahmed Saleh, hijo del anterior presidente del país.
El máximo órgano de decisión de la ONU ya había impuesto castigos similares el pasado noviembre a otros dos líderes hutíes y al expresidente Ali Abdalá Saleh, cuyos partidarios apoyan a los rebeldes y al que el Consejo acusa de desestabilizar el país.
A las sanciones contra individuos el Consejo añadió hoy un embargo con el fin de impedir la entrega de armamento a los sancionados y a “las personas que actúen en su nombre o bajo su dirección”, una fórmula utilizada para limitar la medida a los rebeldes y permitir el suministro a las fuerzas gubernamentales y los grupos que las apoyan.
Para ello, ordena a todos los países que inspeccionen las mercancías con destino a Yemen ante la más mínima sospecha de que puedan incluir armas.
Al mismo tiempo, la resolución vuelve a exigir a los hutíes que pongan fin al uso de la violencia, retiren sus fuerzas de todas las zonas que han tomado, entreguen las armas y liberen a los detenidos.
También incluye un llamamiento al diálogo político, una vía que según destacaron varios países es la única que puede llevar a una solución a la actual crisis de Yemen.
Además, varios embajadores, como el español Román Oyarzun, llamaron la atención sobre la “crisis humanitaria” que se vive en el país.
Los hutíes denunciaron el lunes que más de 2.500 civiles han muerto desde que el pasado 26 de marzo arrancó la campaña de bombardeos de la coalición árabe, ataques que han obligado a más de 120.000 personas a dejar sus hogares, según la ONU.
Riad y sus ocho aliados árabes han justificado su ofensiva en la necesidad de defender la legitimidad del presidente yemení Abdo Rabu Mansur Hadi, en la supuesta amenaza que suponían los hutíes para Arabia Saudí y en el peligro de que Irán extendiera su influencia en la región a través de estos rebeldes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario