En la actualidad, se están produciendo varios desarrollos en relación a la búsqueda de una solución política a la crisis yemení. Sin embargo, las esperanzas de éxito de tales iniciativas son muy limitadas debido a las ambiciones de los Al Saúd que rehúsan a tirar la toalla pese a sus continuos reveses en Yemen, señala el periódico libanés Al Akhbar.
Las tropas saudíes se hallan empantanadas y han sido incapaces de avanzar en el centro de Yemen tras haber perdido la iniciativa en las batallas de Maarib y Taizz, donde sus tropas han sufrido fuertes pérdidas. La llegada de mercenarios sudaneses o colombianos no aportará ningún beneficio para Riad en el conflicto y servirá tan sólo para incrementar el odio que ya siente la población yemení hacia el régimen de Arabia Saudí.
Varios socios de Arabia Saudí en la coalición parecen también cansados por la situación y la prolongación del conflicto. Diversas declaraciones de capitales importantes hablan de poner fin a las operaciones militares, iniciadas en marzo. En una reciente declaración el ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, dijo, tras mantener conversaciones con el rey saudí Salman y otros responsables saudíes que “las operaciones militares en Yemen estaban llegando a su fin” añadiendo, en este sentido, que “el tiempo que Arabia Saudí pidió para completar sus operaciones militares se ha acabado” y dijo que la continuación de la guerra podría llevar a complicaciones que Arabia Saudí “no podría contener”.
Según la publicación Politico.com, existe un descontento dentro de la Administración estadounidense por los resultados de la guerra en Yemen. Estos sectores temen también que el alto número de civiles muertos causados por la intervención saudí provoque un rechazo cada vez mayor hacia Abdo Rabbo Mansur Hadi, el presidente fugitivo aliado de los saudíes, cuya reimposición se ve cada vez más difícil.
Al mismo tiempo, EEUU cree que la guerra de Yemen ha dejado a Arabia Saudí exhausta económicamente. El FMI ha advertido que Arabia Saudí “podría hacer frente a la bancarrota en cinco años” -algo impensable hace sólo unos pocos años- si el nivel actual de gastos no se frena. La guerra de Yemen ha obligado ya al país a realizar grandes recortes en el presupuesto y esto podría incrementar el ya alto descontento de la población saudí hacia el régimen de los Al Saúd.
El retorno de Hadi al sur de Yemen, bajo la protección de los soldados saudíes, ha resultado igualmente decepcionante. Él no ha logrado el respaldo político de ningún sector en Yemen ni tiene capacidad para gestionar nada. Además, el control saudí sobre Adén ha llevado a un caos y al incremento de las actividades de Al Qaida en la ciudad, al igual que ha pasado en otras partes del mundo árabe tras las intervenciones militares de EEUU y sus aliados. Las abiertas discrepancias entre Hadi y su primer ministro, Jalid Bahdar, han puesto también de manifiesto las divisiones dentro de su gobierno y su absoluta dependencia de la ocupación saudí.
Por otro lado, la guerra en Yemen está alimentando un complot dentro de la familia real para derrocar al rey Salman y, especial a su hijo, Muhammad bin Salman, segundo príncipe heredero y ministro de Defensa, que gobierna ahora el país a su antojo y al que otros príncipes culpan del fracaso en Yemen y del declive económico.
EEUU es, realidad, cómplice de los crímenes de guerra cometidos por el régimen saudí contra la población de Yemen, ya que ha estado abasteciendo los vuelos saudíes contra Yemen, enviando armas y municiones a Arabia Saudí e incluso participando, en ocasiones, en el bloqueo marítimo contra este país.
EEUU y el Reino Unido parecen convencidos, sin embargo, del fracaso saudí en la guerra de Yemen y la necesidad de que Irán está presente en las conversaciones relativas a la búsqueda de la paz en este país, dada su influencia sobre el movimiento yemení Ansarulá.
A esto hay que añadir el resentimiento de la ONU con respecto a la postura arrogante saudí, que ha frustrado las conversaciones impulsadas por el enviado de la organización internacional, Sheij Ould. Recientemente, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el ataque saudí contra un hospital en Yemen, incrementando así la situación embarazosa de los socios occidentales de Riad.
La ONU está ahora preparando una conferencia internacional sobre Yemen -a la que acudirían las diversas partes yemeníes y algunos países regionales e internacionales- para el 15 de Noviembre en Mascate o Ginebra. Según Al Akhbar, las negociaciones tendrán lugar sin condiciones y con la participación de Ansarulá.
Arabia Saudí parece, sin embargo, intentar influir en los resultados de esa conferencia mediante una gran operación ofensiva en la zona de Maarib y Taizz. Riad ha ofrecido también a uno de los más importantes jefes de las tribus de la zona 0,8 millones de riales con el fin de ayude a comprar a los líderes tribales de la provincia para que declaren su lealtad a Hadi. Los yemeníes, por su parte, se preparan una vez más para rechazar el ataque.
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