domingo, 4 de septiembre de 2016

Los persas en América Latina


La gira que ha iniciado desde el pasado domingo el jefe de la Diplomacia iraní, Mohammad Javad Zarif, a seis naciones latinoamericanas, ha reavivado los debates sobre la presencia de Irán en Latinoamérica.

También sobre las relaciones que ha entablado la República Islámica de Irán durante las casi cuatro décadas que pasan de la Revolución Islámica de 1979.

El simple hecho de la presencia de Irán en esta región del mundo así como las posiciones que han tomado los actores regionales e internacionales sobre esta presencia, merecen un análisis que no puede obviar un vistazo a las relaciones entre Irán y América Latina en tiempos anterior al triunfo de la Revolución Islámica de Irán. 

Antes del triunfo de la Revolución Islámica de 1979;

Antes de la constitución del actual sistema político de Irán, América Latina no formaba parte de prioridades de la política exterior del país, enfocada totalmente en mantener las relaciones con el gobierno de EE.UU. que convirtió el país en el aliado más sólido de los yanquis en Oriente Medio y de alguna manera en su gendarme en la región. Así que durante las décadas anteriores a la revolución islámica, los lazos con América Latina se limitaban a relaciones meramente protocolarias o en algunos casos comerciales, importando alimentos a algunos países de la región. De hecho, el primer contacto diplomático entre Irán y América Latina se realizó a principios del siglo XX con el viaje que hizo, concretamente en el año 1902, el entonces embajador persa ante Washington a naciones latinoamericanas donde se firmaron Tratados de Amistad y Comerciocon México, Brasil, Argentina, Uruguay y Chile. Con la instalación de la dictadura del Sha Mohammad Reza Pahlavi en Irán con el apoyo de los norteamericanos, las relaciones con América Latina avanzaron incluso hasta la apertura de embajadas en alguno de ellos pero en vista de la afinidad política entre los gobiernos de Irán, EE.UU. y los latinoamericanos en este entonces, las relaciones entre Irán y esta región se definían en el clima de la época de Guerra Fría, es decir; la oposición a la Unión Soviética y al comunismo. De hecho Irán que había establecido relaciones diplomáticas con Cuba en el año 1974 cortó las relaciones dos años después con La Habana ya que autoridades de Cuba se habían reunido en Moscú con partidos contrarios al Sha de Irán. En aquel periodo las relaciones con Venezuela también destacaban ya que los dos países llegaron a fundar, con el apoyo de Arabia Saudí, Kuwait e Irak, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en el año 1960 y incluso Caracas recibió al entonces Sha de Irán en una visita oficial.

Después del triunfo de la revolución;

Con el triunfo de la revolución islámica en Irán y el cambio total de las políticas del país, centradas en contrarrestar la abusiva influencia gringa en todo el territorio nacional, hubo algunos altibajos en las relaciones con Latinoamérica. Países como México, cuyo gobierno en aquel entonces estaba bajo la influencia de los estadounidenses, cortó unilateralmente sus relaciones con Irán en apoyo a Washington y Teherán hizo lo mismo con el gobierno del Pinochet en Chile en protesta a las matanzas de aquel dictador. Aun así la afinidad política entre el Irán revolucionario y Cuba en sus ideales de antiimperialismo dio lugar al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Teherán y La Habana.

Desde los primeros días de su fundación, el nuevo sistema político de Irán sentía, en vista de los problemas que le seguían generando desde Washington, la necesidad de desarrollar relaciones amistosas con todas las regiones y naciones del mundo y América Latina desde entonces ocupó una posición destacada en la política exterior del país persa. En busca de estas relaciones amistosas, justas y mutuamente beneficiosas se procedió a la apertura de embajadas en Uruguay, Cuba, Nicaragua y Colombia y de hecho hubo un salto en las importaciones de Irán desde países como Brasil, Argentina y Uruguay.

Relaciones Con Venezuela; la nueva era de la relaciones

Irán tenía relaciones con países latinoamericanos desde el inicio del siglo pasado y las mantuvo tras el triunfo de la revolución islámica en el año 1979. Pero lo que verdaderamente llamó la atención del mundo sobre la presencia de Irán en América Latina empezó con la llegada al poder del presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela. Lógicamente analizar bien las relaciones entre Irán y Venezuela puede contribuir a una mejor comprensión de la situación actual de relación entre Irán y América Latina.

En 1949, Venezuela inicia una serie de actividades e iniciativas diplomáticas, acercándose a los países productores de petróleo, en concreto a Irak, Kuwait, Irán y Arabia Saudita, a fin de crear juntos la la OPEP, hecho que se convierte en realidad en septiembre de 1960 con la participación inicial de estos 5 países. Desde este momento y en el marco de las actividades de la nueva organización, Venezuela desarrolla su relación con los citados países para gozar de las ventajas que traerían las decisiones unánimes de países productores de petróleo en el momento de fijar cupos de producción para ser ofrecidos al mercado mundial en busca de lograr, cada vez mejores precios para el crudo.

El establecimiento de relaciones diplomáticas entre Venezuela e Irán, como fundadores de la OPEP, se debe a la constitución de la entidad internacional, hecho que termina, unos años después, en la apertura de representaciones diplomáticas de ambos países en Caracas y Teherán.

Estas relaciones fueron marcadas, en las tres décadas finales del siglo XX, por la necesidad de hacer coordinaciones en el momento de adoptar políticas relacionadas con el funcionamiento de la OPEP. Una visita del, ya derrocado, Shá de Irán a Venezuela y unas dos del ex presidente Carlos Andrés Pérez a Irán, una antes y otra después de la victoria de la Revolución Islámica, conforman las únicas visitas de jefes de estado que se intercambiaron entre ambos países en el citado período.

La llegada al poder, en 1999, de Chávez en Venezuela y las consignas que éste clamaría en el pro de causas “antiimperialistas” dieron pie a una presencia notable en el país a la nación persa con unas visiones mucho más allá de simples coordinaciones económicas en el seno de la OPEP. Una primera visita que hiciera en el año 2001 el presidente Chávez a Irán, y posteriormente a otros países de la región, para buscar una salida a la enredada situación de la OPEP y las conversaciones que éste llevara a cabo con su homólogo iraní así como las tres visitas del presidente reformista de este entonces de Irán, en ocasión de la cumbre de la OPEP, G15 y una bilateral, consolidaron las bases políticas de unas relaciones que pocos años después llegarían a su auge con la suscripción de centenares de documentos de cooperación y la realización de decenas de proyectos conjuntos industriales y económicos, unas relaciones que llegaron a ser calificadas de “estratégicas” por ambos países, hecho verificable sencillamente al recordar las más de una veintena visitas intercambiadas entre Irán y Venezuela, desde el año 2001 hasta la fecha, a nivel de presidentes de la república.

El nuevo capítulo de relaciones con naciones latinoamericanas

Más tarde, Las buenas relaciones entre Teherán y Caracas que ahora se caracterizaban con la realización de proyectos industriales, agrícolas y comerciales entre ambos países, y el surgimiento de líderes afines a las ideales independistas e incluso antiimperialistas en países como Bolivia, Nicaragua y Ecuador dieron pie a un nuevo capítulo de relaciones entre Irán y países latinoamericanos. Las visitas que hizo el ex presidente iraní Mahmud Ahmadineyad a Bolivia, Ecuador y Nicaragua se consideran, a excepción del último, frutos directos de la relación entre Caracas y Teherán. En el mismo marco se intentó llevar los proyectos conjuntos entre Irán y Venezuela a estos países también y de hecho se exportaron algunos equipos construidos en el marco de estas relaciones a Bolivia y Nicaragua. 

La reacción de la administración de EE UU

La reacción de EE.UU. no tardó en llegar. La administración norteamericana ejerció, tanto durante el gobierno de George W. Bush como durante el actual mandato del presidente Barack Obama, mucha presión a estos países para que dejaran de profundizar relaciones con Irán pero lo que no se explicaba era el porqué de tal posición ya que los proyectos que desarrollaban Irán y Venezuela no suponían ninguna amenaza para nadie y sólo buscaban el bienestar de los pueblos. La instalación de una fábrica de tractores, la construcción de una planta de cemento, la instalación de plantas procesadoras de lácteos y alimentos así como la construcción de decenas de miles de viviendas son algunos referentes de las relaciones económicas que han desarrollado Caracas y Teherán en la última década y han intentado llevarlos a otros países en vistas de sus necesidades. Ecuador, Bolivia y Nicaragua siempre han estado interesados en contar con el apoyo de Irán para desarrollar sectores como la energía, la agricultura y minería y para esto han contado con la disposición de Teherán que incluso ha ofrecido la trasferencia tecnológica en todos sus proyectos. Además Irán sigue importando alimentos desde distintos países latinoamericanos y en vista de su buena ubicación geográfica puede convertirse en un centro de distribución de alimentos y productos de países latinoamericanos en Oriente Medio. Cabe destacar que Irán tiene 80 millones de habitantes y la población de los países que le rodean – y a menudo buscan satisfacer sus necesidades en el mercado iraní - alcanza unos 400 millones de personas. 

En vista de lo arriba mencionado y las ventajas que ofrecen unas, siempre soberanas, relación entre naciones latinoamericanas e Irán cabe preguntarse por qué le preocupa esta situación a EE UU. Lo único que puede explicar este “temor” de los norteamericanos es la voluntad de que el éxito de un Irán soberano e independiente – que ha desarrollado todos los sectores de su economía desde la separación del imperio – no llegue a verse en unas naciones que durante los últimos siglos han sufrido sus reiteradas intervenciones sin que esto haya terminado en el beneficio de la gente. La satanización de Irán, las acusaciones contra las actividades tecnológicas del país o incluso acusar, vergonzosamente y sin fundamento, a Irán y Venezuela de buscar objetivos militares detrás de sus relaciones económicas forman parte de esta intencionada actividad mediática y política de la administración norteamericana.

La visión del actual gobierno iraní hacia América Latina

Y por último hay que entrar un poco en la posición del gobierno actual de Irán sobre las relaciones con América Latina. La actual administración iraní llegó al poder, tras las elecciones del años 2013, con la promesa de la resolución de la cuestión nuclear y el levantamiento de los injustos embargos impuestos al país por EE.UU. y sus aliados. De hecho las sanciones y los embargos que se imponían al país con el pretexto del programa nuclear obstaculizaban el buen desarrollo de relaciones convencionales con otros países. Con la consecución del acuerdo nuclear en julio de 2015 y su implementación en enero de 2016, el actual gobierno ha vuelto a desarrollar y profundizar las relaciones amistosas con todos los países del mundo; de ahí la reciente gira del canciller iraní al continente africano y su actual visita a varios países latinoamericanos. Cabe destacar que a pesar de que la línea política del actual gobierno, en lo que se refiere a la administración del país, difiere del anterior, aun así principios como la política exterior y el fomento de relaciones con todas las naciones del mundo en base al respeto mutuo e intereses generales son inamovibles en la estructura del sistema político del país. Así que si bien la visita del canciller iraní a América Latina hubiese podido realizarse incluso un poco antes, no queda ninguna duda de que el gobierno iraní comprende la importancia de esta región, respeta todas su naciones y busca entablar relaciones mutuamente beneficiosas con ellas. Unas relaciones en las que no se ha dejado fuera a ningún país, prueba de ello; la visita que anteriormente efectuó el vicecanciller iraní a países como México y Colombia y la actual visita del mismo canciller a Chile.

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