Hubo discursos tensos que ponen en evidencia la división del país, aunque los sondeos de última hora ubican a la oposición victoriosa en torno a ungir, indirectamente, al vicepresidente Michel Temer. Pero Lula y Rousseff no se rinden.
La mega-sesión en la Cámara de Diputados sobre el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, que culminará el domingo con la votación sobre la destitución, se inició ayer. Hubo discursos tensos que ponen en evidencia la división del país, aunque los sondeos de última hora ubican a la oposición victoriosa en torno a ungir, indirectamente, al vicepresidente Michel Temer.
“La presidenta no se resigna a la divulgación de números y está luchando voto a voto porque considera que quien apoye el impeachment será tratado por la historia como golpista”, señaló un vocero del Partido de los Trabajadores que negocia contrarreloj al lado del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva para captar a indecisos y a quienes se oponen a un eventual gobierno de Temer.
Lula (en las redes sociales) y el bloque de diputados del Partido de los Trabajadores y el Abogado General de la Unión José Cardozo (en el Congreso), advirtieron que el juicio político es un golpe de Estado y que Temer no podrá por falta de legitimidad crear un nuevo gobierno.
La oposición, liderada por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, aliado de Temer, está comenzando a cantar victoria porque todos los sondeos –de Folha de Sao Paulo y Estado de Sao Paulo– indican que tendrán los dos tercios de la Cámara baja, 342 votos, para aprobar y elevar al Senado la acusación contra Rousseff.
El ex ministro de Justicia Miguel Reale Junior, coautor del pedido de impeachment por violación a la ley fiscal, acusó a Rousseff de haber quebrado el país con el ocultamiento de las cuentas públicas, a la vez que Cardozo sostuvo que las medidas fueron decretos que distribuyeron recursos en el presupuesto como hacen todas las administraciones desde los años 90. La sesión comenzó con el rechazo del Supremo Tribunal Federal a la nulidad del proceso pedida por Rousseff. Pero el titular de la corte, Ricardo Lewandowski, dijo que “está abierta la puerta para revisar si la decisión del domingo será legítima”.
El vicepresidente Temer, en la residencia oficial Palacio de Jabutí, es el hombre más visitado de Brasil. En la noche del jueves ofreció una cena para Diputados que festejaron por anticipado. Según dijo el Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB), los representantes del influyente bloque evangelista de la Cámara de Diputados –al que pertenece Cunha– le dedicaron, con la presencia de pastores, una oración para que los integre dentro de un eventual gabinete en caso de que caiga Rousseff.
El gobierno apuesta a todas las estrategias en conjunto para evitar una sangría de votos, luego de que el PMDB, el Partido Progresista (PP) y el Republicano Brasileño (PRB) decidieran salir de la base de sustentación y votar por el juicio político. El gobierno debe evitar que 342 voten contra Dilma o bloquear con más de 172 a favor de la presidenta. Si el proceso es aprobado, en diez días llegará al Senado, que por mayoría simple debe aceptar el informe acusatorio y si le da curso, Rousseff debe ser apartada del cargo por 180 días y dejarle el lugar a Temer para luego esperar el juzgamiento fuera del gobierno.
La sesión le dio espacio de una hora a cada bloque (en el que hablaron todos los diputados que quisieron) y se espera que termine hoy, para que luego se posicionen oficialmente los jefes de los 25 partidos representados. En paralelo, en los estados de San Pablo, Bahía, Pernambuco y Rio Grande do Sul militantes de movimientos sociales pro Dilma cortaron carreteras y avenidas quemando neumáticos contra el “golpe”.
Fue clave la posición de lo que se creía era un resquicio oficialista del PMDB. Los diputados del PMDB participaron ayer en la primera de tres sesiones del pleno de la Cámara baja y se unieron en un coro crítico para exigir su destitución. En este primer debate, el jefe del grupo del PMDB, Leonardo Picciani (quién había prometido lealtad a Rousseff y se inclinó a destituirla luego) dijo que personalmente se opone al proceso, pero que la disciplina partidaria se impone y que el 90 % de los diputados de esa formación está a favor. “De ese modo, por decisión del partido, recomendamos votar a favor del impeachment”, declaró.
Pese a que el ex presidente Lula comunicó vía YouTube que no cree en la derrota y que el lunes habrá en Brasil un nuevo pacto de gobierno, el diputado del PT José Geraldo, durante su discurso, prácticamente aceptó un resultado negativo. “Será el peor domingo de mi vida, porque estaremos en un proceso ilegal e inmoral, que nace sucio, que es una vergüenza jurídica”, declaró el legislador ante un Congreso casi vacío, porque la oposición, por orden de Cunha, se retiró del recinto para dejar al PT hablando en soledad.
Cunha, quien será el número dos del país en caso de que venza la batalla parlamentaria, está procesado por recibir sobornos de empresas a cambio de contratos con empresas estatales. Su situación quedó más evidente luego de que un empresario confesara a la Justicia que le pagó casi cinco millones de dólares en 36 cuotas en Suiza, por un contrato obtenido en una obra del puerto de Rio de Janeiro.
La presidenta, que acusa a la dupla Temer-Cunha de ser los jefes de la conspiración, fue defendida por Lula en su último intento por sensibilizar a los indecisos. Lula (que su asunción como jefe de gabinete está suspendida por la justicia) afirmó ayer que está confiado en que el juicio político no será aprobado en la Cámara de Diputados porque lo único que hará es agravar la crisis y colocar a un gobernante sin legitimidad del voto popular, en un mensaje que busca alertar sobre un ataque a la democracia de los legisladores. “Quien traiciona un compromiso sellado en las urnas no va a sustentar acuerdos hechos en las sombras”, dijo Lula en clara referencia al vicepresidente Temer. “La comunidad internacional sabe que lo está ocurriendo en Brasil es un golpe”, aseguró Lula en línea con el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro. Este último declaró en su cuenta de Twitter que Rousseff no es acusada de ningún delito. Antes de visitar a la mandataria en el Palacio del Planalto, cita interpretada como una advertencia a Temer y a la oposición, Almagro escribió: “Preocupado con la credibilidad de aquellos que juzgarán y decidirán el proceso”.
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