El Observatorio de Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en inglés) ha calificado de una “burla de la justicia” el juicio contra 32 hombres por supuesto espionaje para Irán.
“Este juicio está causando otra mancha en el tremendamente injusto sistema de justicia penal de Arabia Saudí”, ha declarado este martes la directora de HRW para el Oriente Medio, Sarah Leah Whitson.
En su opinión, tal juicio ha violado los derechos fundamentales al debido proceso de los acusados, quienes se encuentran detenidos hace tres años y fueron sometidos a amplias investigaciones.
Este juicio está causando otra mancha en el tremendamente injusto sistema de justicia penal de Arabia Saudí”, ha lamentado la directora de HRW para el Oriente Medio, Sarah Leah Whitson.
Las autoridades saudíes no han permitido a ninguno de los acusados a reunirse con sus abogados y se les negaron a sus letrados todos los documentos judiciales necesarios para preparar la defensa.
Según la ONG, las acusaciones que enfrentan estos 32 hombres —25 de ellos podrían enfrentar pena de muerte— son el “apoyo a las manifestaciones”,“dañar la reputación del reino” y tratar de “difundir la confesión chií”, entre otros.
Una fuente informó a la organización pro derechos humanos que algunos de los acusados se vieron obligados a firmar las confesiones debido a que las autoridades amenazaron a sus familias.
El juicio contra los procesados —30 ciudadanos saudíes (29 de ellos son chiíes), un afgano y un iraní— comenzó el febrero de 2016 en la Corte Penal Especializada en Riad, capital saudí, sin dar suficiente tiempo a los abogados para preparar la defensa.
HRW denuncia, asimismo, que los ciudadanos chiíes de la monarquía árabe sufren de una discriminación sistemática en la educación pública, el empleo gubernamental y el permiso para construir lugares de culto en este país.
“Ser un chií no debería ser un crimen, y los tribunales de Arabia Saudí deben dejar de tratarlos como tal”, ha manifestado Sarah Leah Whitson, en un artículo titulado “Arabia Saudí: juicio por espionaje, una burla de la justicia”.
Las organizaciones internacionales de derechos humanos han condenado durante mucho tiempo a Riad por sus políticas represivas hacia la disidencia política y los chiíes. Amnistía Internacional (AI) ha criticado a los Al Saud, familia gobernante en el reino, en repetidas ocasiones por su cada vez mayor número de decapitaciones este año.
El número de ejecutados en Arabia Saudí en 2015 llegó a más de 153 personas,la más alta desde hace dos décadas, según AI: el pasado 2 de enero el reino árabe ejecutó a 47 personas, incluido el prominente clérigo chií Nimr Beqer al-Nimr bajo supuestos cargos del terrorismo.
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