Bernie Sanders ha vuelto a ganar otro estado a Hillary Clinton en su disputa por la nominación demócrata para la candidatura a la presidencia de Estados Unidos. El senador ha superado a la ex secretaria de Estado en las primarias de Oregon con el 53% de los votos frente al 47% de Clinton. La ex Secretaria de Estado ganó por un estrecho margenen Kentucky, un estado donde no se esperaba que venciera. La victoria ha sido tan mínima que los dos candidatos probablemente se dividirán los 55 delegados en juego. Los resultados provisionales en este estado otorgan a la candidata menos de 2.000 votos de ventaja, lo que impedía proclamarla oficialmente como ganadora hasta que las verificaciones del escrutinio lo confirmen. En cualquier caso, con este resultado tan ajustado, el reparto de los delegados se prevé equitativo.
Aunque la ventaja de Clinton sumando los delegados comprometidos y los superdelegados designados por el partido parece inalcanzable, la resistencia de Sanders en la carrera impide a la ex secretaria de Estado centrarse en quién será su rival -si definitivamente logra nominación, el virtual candidato republicano Donald Trump . Por esta razón, el empeño de Sanders está provocando irritación en el establishment demócrata y algunos líderes del partido presionan al senador para que deje el camino expedito a la favorita. Pero ni Sanders ni sus seguidores están dispuestos a tirar la toalla. No sólo eso, las hostilidades entre los dos bandos demócratas se han recrudecido en las últimas horas. En la convención estatal de Nevada hubo enfrentamientos violentos entre partidos de Sanders y de Clinton, por considerar los partidarios del senador izquierdista que el aparato del partido estaba manipulando la asignación de delegados. El equipo de Clinton denunció violencia y amenazas. El senador se desmarcó de cualquier iniciativa violenta, pero acusó a los líderes demócratas de Nevada de utilizar su poder “para impedir un proceso justo y transparente” en los escrutinios.
El incidente ha puesto de manifiesto que la división en el seno del Partido Demócrata es profunda y que podría estallar en la Convención Nacional que se celebrará en julio en Filadelfia, lo que supondría un perjuicio enorme para la candidata. Sectores oficialistas han denunciado que los partidarios de Sanders ya se están organizando para boicotear la Convención Nacional.
Esta crisis en el Partido Demócrat a favorece obviamente a Donald Trump precisamente en un momento en que la tendencia en los sondeos de Clinton es a la baja y las del magnate inmobiliario, al alza.
Mientas los demócratas se peleaban, Trump se apuntaba sin rivales los delegados de Oregón y triunfaba en la televisión. En horario de prime time, la cadena Fox ofreció una entrevista a Donald Trump que realizó Megin Kelly, la periodista estrella de la cadena que tuvo un enfrentamiento con el candidato por sus groserías con las mujeres. La entrevista fue una balsa de aceite y Trump terminó como si le hubieron dado un masaje.
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