Milicianos y milicianas de las YPG celebran la victoria bailando en el barrio de Kaniya Kurda. / Firat News
Tras cuatro meses y medio de duros combates, las Unidades de Defensa Popular (YPG), apoyadas por los milicianos de Burkan al Firat (el Volcán del Eúfrates) y los peshmergas kurdos llegados de Irak han logrado expulsar al Estado Islámico de Kobani, infligiendo al movimiento yihadista más poderoso del planeta un golpe que, con toda seguridad, tendrá una gran repercusión en todo Oriente Medio.
Desde que el Estado Islámico se lanzó a conquistar Kobani, esta ciudad fronteriza con Turquía y habitada fundamentalmente por población kurda se había convertido en un verdadero símbolo de la resistencia contra el yihadismo. Entonces, a mediados de septiembre del pasado año, tanto el Gobierno turco como el Pentágono daban por hecho que la ciudad no tardaría en caer en manos del Estado Islámico.
Más de 200.000 personas habían huido ya de la región a la que da nombre la ciudad de Kobani y cientos de pueblos esparcidos por la franja de terreno entre la frontera turca y el río Eúfrateshabían sido despoblados y saqueados por los seguidores de Abu Baker al Bagdadi con base enRaqa.
Solamente un cambio de actitud de Francia, Gran Bretaña, Alemania y, sobre todo, de Estados Unidos en apoyo a los resistentes impidió la ocupación total de Kobani, cuando, contra la posición de TayipErdogán, la aviación aliada comenzó a bombardear a las columnas yihadistas que penetraban en la ciudad. En ese críticomomento, las fuerzas kurdas solamente controlaban el 10 por ciento de Kobani y todas las televisiones del mundo mostraron la imagen de la colina de Kaniya Kurda (la Fuente de los Kurdos) coronada por la bandera negra de los islamistas.
Desde la tarde de este lunes, sobre ese mismo promontorio se podía ver ondeando la bandera de las YPG junto a las de Burkanal Firat, un grupo asociado a la rama más pro-kurda del antiguo Ejército Libre de Siria.
Según informaba Mustafa Abdi, un médico de Kobani asentado en Madrid y que está en permanente contacto con sus familiares y allegados de la ciudad, junto a la línea divisoria con Turquía se estaban concentrando miles de personas para celebrar esta trascendental victoria, igual que estaba ocurriendo en otras manifestaciones espontáneas de numerosas ciudades kurdas de Turquía e Irak, así como entre las amplias comunidades kurdas de Francia y Alemania.
Dentro de la ciudad, miembros de las YPG, tanto hombres como mujeres, celebraban el triunfo conseguido bailando agarrados de las manos danzas tradicionales como se puede apreciar en las fotografías difundidas por la agencia Firat News.
Según explicaba Mustafa Abdi tras haber hablado con dirigentes de la resistencia dentro de la ciudad, los kurdos y sus aliados estaban avanzando hacia el suroeste por la carretera de Alepo, donde habían ocupado las localidades de Golmet y Mamit, mientras que por el este se disponían a ocupar Halinch, un importante pueblo que abre el camino hacia Tel Abyad, igualmente fronteriza con Turquía y una de las principales plazas fuertes del Estado Islámico en Siria.
Para culminar la victoria ha sido clave la conquista del monte Mistenur, que se extiende a lo largo de tres kilómetros al sur de Kobani en dirección hacia Halinch, dominando desde esta altura todo el territorio y permitiendo así abortar los últimos intentos de enviar refuerzos a las bolsas de resistencia islamistas en el extremo este de la ciudad.
En esta situación, se comenzaba a hablar de “desbandada” dentro de las filas yihadistas en esta parte de Siria, comentándose que se habían producido decenas de deserciones en la ciudad deMambij y que sobre el terreno se encontraban cientos de cuerpos yihadistas que las YPG no sabían todavía qué tratamiento dar, ya que muchos de estos combatientes muertos tenían nacionalidad extranjera.
Tras esta importante victoria, las YPG tienen previsto limpiar toda la región situada entre la frontera y el río Eúfrates para, después, plantearse la ocupación de Jarablus y, sobre todo de TelAbyad, ya que este feudo yihadista rompe la continuidad territorial entre los cantones autónomoskurdos de Kobani y la Yazira.
Mustafá Abdi comentaba también que en esta operación volverían a jugar un papel clave las milicias de Burkan al Firat, ya que buena parte de sus integrantes son represaliados o jóvenes pertenecientes a familias brutalmente tratadas por el Estado Islámico. Muchos de ellos proceden precisamente de esas ciudades así como de Mambij o de la propia Raqa, epicentro, junto a la metrópoli iraquí de Mosul, del Califato dirigido por Al Bagdadi.
El Mando General de las YPG emitió en la noche del lunes un comunicado agradeciendo el apoyo internacional recibido y afirmando que la batalla de Kobani había sido una lucha entre “la humanidad y la barbarie” y que esta victoria suponía “el principio del fin del Estado Islámico”.
Estos hechos coinciden con otro triunfo, en este caso diplomático, de las organizaciones kurdas de Siria, ya que el copresidente del Partido de la Unidad Democrática (PYD), Saleh Muslim, era aceptado por primera vez en una cumbre de la oposición siria que se celebraba en Moscú. SalehMuslim, que también es originario de Kobani, declaró a los medios de comunicación que el factor kurdo va a ser clave en el futuro de Siria y que incluso el sistema de autogobierno local que se ha puesto en marcha en los cantones de Afrín, Kobani y Yazira puede servir de modelo para el resto del país.
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