La guerra de Julio de 2006 entre el Hezbolá libanés y el Ejército israelí, que condujo a la victoria del movimiento de resistencia, es un modelo que debería enseñarse en las academias militares del mundo, como una batalla entre un grupo de resistencia y un ejército regular.
Lo mismo ocurre con la guerra en Yemen, que representa un ejemplo inaudito de la voluntad de hierro de una nación para vencer los objetivos de la fuerza militar que lanzó esta guerra.
En el proceso, el sitio de noticias libanés Al Ahed publicó un artículo sobre la guerra en curso en Yemen.
“La importancia de los programas estratégicos y defensivos, que entran en vigor en momentos decisivos, se manifiesta a través de los contraataques que bloquean el avance de los enemigos. Hubo muchos ejemplos de este tipo en Vietnam, Líbano, Siria, Iraq y ahora en Yemen, donde los comandantes yemeníes lograron impedir que los enemigos alcanzaran sus objetivos. Los combatientes yemeníes han detenido la máquina de guerra de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos y han derrotado a los terroristas takfiris. Esta victoria parece aún más brillante cuando recordamos que la coalición saudí fue entrenada en estrategias de combate por estadounidenses e israelíes.
Los estrategas estadounidenses e israelíes han desarrollado importantes programas para ayudar a la coalición saudí a tomar el importante puerto de Al Hudaidah en el mapa regional, que tiene el potencial de facilitar los contactos entre Israel con los países árabes y africanos a través del Mar Rojo. Esta posición neurálgica ofrecía a los israelíes perspectivas prometedoras para una mayor normalización de sus relaciones con las monarquías árabes y los países africanos como Eritrea, Yibuti y Somalia, todo ello como parte del “acuerdo del siglo”. Además, Israel quería tomar el control de las arterias marítimas seguras que cruzan el Mar Rojo.
Por su parte, la coalición saudí intentó tomar el control del puerto de Al Hudaidah y el Golfo de Adén para rodear Sanaa y Saada. A pesar de todo esto, la coalición saudí y sus aliados estadounidenses e israelíes no lograron apoderarse de Al Hudaidah. La victoria de los yemeníes en esta batalla no es menos importante que la de la guerra de Julio de 2006 en el Líbano. Esta victoria mató de raíz el nuevo proyecto estadounidense-israelí en Oriente Medio. Es por eso que el secretario general del Hezbolá libanés, Sayyed Hassan Nasralá, dio la bienvenida a esta victoria y lamentó no ser parte de los valientes luchadores de Yemen.”
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