lunes, 2 de julio de 2018

Ansarolá: No aceptaremos ninguna paz vergonzosa sobre Yemen


El movimiento popular Ansarolá asegura que las batallas en todos los frentes están a favor de los yemeníes y enfatiza que no aceptará ninguna “paz vergonzosa”.

“Les prometemos que expulsaremos a los agresores de las costas y de todo Yemen y que no aceptaremos ninguna paz vergonzosa”, ha dicho este sábado Muhamad al-Bajiti, un miembro del Consejo Político del movimiento yemení Ansarolá.

En declaraciones concedidas a la cadena libanesa de noticias Al Mayadeen, Al-Bajiti se ha referido a las recientes afirmaciones del líder del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), Seyed Hasan Nasralá, quien elogió el viernes la lucha de los yemeníes ante los agresores saudíes y condenó la ofensiva de Riad y sus “aliados de la región y occidentales” contra la ciudad de Al-Hudayda (oeste).

El político yemení ha manifestado que se siente orgulloso por las declaraciones de Nasralá y ha hecho hincapié en que las luchas en todos los campos de batalla, en particular en la costa occidental, están a favor del Ejército y los comités populares de Yemen.
Les prometemos que expulsaremos a los agresores de las costas y de todo Yemen y que no aceptaremos ninguna paz vergonzosa”, dice Muhamad al-Bajiti, un miembro del Consejo Político del movimiento popular yemení Ansarolá.
Del mismo modo, ha dejado claro que las fuerzas yemeníes lanzarán ataques de represalia a cualquier esfuerzo de Arabia Saudí y sus aliados contra la soberanía del país más pobre del mundo árabe.

La comunidad internacional y, en especial las Naciones Unidas, ha hecho insistentes llamados al régimen saudí y sus aliados para que pongan fin a su “estúpida guerra”, iniciada en marzo de 2015, que ha dejado 11 000 muertos y cerca de 23 000 heridos entre la población yemení.

Pero, haciendo oídos sordos, Riad y sus aliados han intensificado sus ataques contra Yemen. Hace varios días comenzaron una nueva ofensiva para hacerse con el control del estratégico puerto de Al-Hudayda, provocando la ira y la condena de muchos países y organizaciones pro derechos humanos que alertan del riesgo que esta operación supone para la vida de millones de personas.

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