MAY SAMRA
“YO SOY CHARLIE, SOY POLICÍA, SOY JUDÍO”: estas bellas palabras- recitadas y escritas por millones de manifestantes- envolvieron al mundo judío en una dulce euforia, de la cual estamos apena emergiendo hoy, 12 de enero, el día después.
Gracias, ante todo, a los 1,5 millones de personas que llegaron a expresar su indignación, su dolor, su apoyo a la libertad de expresión, a las fuerzas policiacas y al judaísmo.
Gracias al gobierno francés por la hermosa marcha de ayer, gracias por tener a Netanyahu (y a Abbas también, para “equilibrar” la postura de Francia, no vaya a mostrar preferencia alguna o tendencia que contradiga lo “políticamente correcto”) al frente de la misma, del brazo de Hollande y de un jefe de estado africano que completa la estética plural de la primera fila.
Gracias a los dignatarios franceses por terminar la marcha en al sinagoga de Paris, donde se cantaron la Tikva y la Marsellesa, en una muestra de apoyo a los judíos franceses.
Recuerdo que, después del episodio Ilán Halimi, Sarkozy había ido de igual manera a la Sinagoga a despedir a este joven vendedor de celulares torturado y asesinado por extremistas islámicos.
Hace poco, una manifestación pro palestina ¡acorraló a los judíos en la sinagoga! como en los buenos tiempos. La prensa llegó antes que la policía francesa que los salvó del linchamiento.
Ahora que se ha demostrado la buena voluntad del gobierno y de la población franceses, ha llegado el momento de trabajar. ¿Cuáles serán las acciones que tomará el gobierno francés contra el terrorismo islámico? Porque, finalmente, eso es lo que los judíos de Francia necesitan.
Porque, si sigue la incitación en las mezquitas, el reclutamiento por Internet y la impunidad ante estos hechos, ni todo el ejército francés bastará para cuidar a los judíos.
Bernard Henri Levy, en una editorial de ayer, dice: “Francia debe —y puede— poner en práctica un antiterrorismo sin poderes especiales, un patriotismo sin Patriot Act, una forma de gobernar que no caiga en ninguna de las trampas en las que estuvo a punto de perderse Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001”. Describe lo que debe hacerse con estas palabras: “un antiterrorismo sin poderes especiales”.
Sin embargo, como elegante filósofo- y además francés, lo que lo hace especialista en seducción mediante las palabras- dice el “qué” mas no el “cómo “ (se dice que el mundo se divide entre teóricos e impotentes).
¿Alguien tiene propuestas prácticas? Porque el frente ya no está en Irak y en Siria; está en las oficinas y en los supermercados Kosher. Los judíos y los caricaturistas (lo cual me recuerda este chiste acerca de los judíos y los ciclistas), ambos ciudadanos franceses, están muriendo bajo las balas de los radicales islamistas y necesitan protección urgente.
Siendo un enlace, queremos presentar tres propuestas que nuestros lectores han tenido a bien hacernos llegar. Gracias a Jacob Ouanounou , judío francés, por la primera:
“¿Es tan difícil que el Consejo Francés del Culto Musulmán haga el trabajo para el cual la República le ha dado el derecho de establecerse? ¿Es tan difícil elaborar una lista de imanes moderados autorizados? ¿Es tan difícil reportar a las autoridades y prohibir la prédica a los (imanes) que difunden el odio y dicen todos los días que el islam está en guerra con Occidente y sus valores? Claro que se puede; cualquiera puede hacerlo”.Y Ouanounou enfatiza:
“ Y si no se ha hecho, debemos tener en cuenta la hipótesis de que el CFCM no lo quiere hacer. Y tenemos que pensar en la posibilidad de que el CFCM es un traidor”.
En cuanto a Internet, sabemos que se requiere de una labor titánica- y conjunta, a nivel internacional- para cerrar los sitios web antisemitas y de incitación a la violencia anti Occidente. Pero, como lo expresó otro de nuestros lectores:
“¿Acaso es imposible? Porque estos sitios están perfectamente localizados por quiénes se dedican al espionaje cibernético, o sea todos los gobiernos.Estamos seguros que los jefes de Seguridad del mundo contarán con la creatividad necesaria para saber qué hacer para que no haya discursos inflamatorios, basados en alguna interpretación “libre” del islam, que puedan llevar a alguna persona a tener la extraña idea de querer matar a judíos – o a caricaturistas.
Urge una legislación de la Red.
Finalmente, urge una reflexión valiente sobre el islam, este islam ambiguo, misterioso, dividido entre “moderados” y “extremistas”, los cuales parecen saltar de un campo al otro mediante actos de prestidigitación que nuestras mentes occidentales no alcanzan a captar. Ésta es la propuesta de Guy Millière, editorialista de Metula News Agency, un hombre pensante a quien apoyé con algunas traducciones:
“ (Una) mentira es la afirmación general de que las personas fueron asesinadas el 7 de enero porque estaban ejerciendo la libertad de escribir y dibujar. No es así. Los asesinados del 7 de enero fueron juzgados culpables de blasfemia, de acuerdo con las normas del islam, y porque las personas que toman el Corán, los hadices y los fiqs de forma literal consideraron que debían administrar a los autores de esta blasfemia el castigo apropiado .
Otra mentira deriva de ésta: se repite en todos los lados que los asesinos son “extremistas” que vinieron de la nada, “radicales” que dicen provenir de quién sabe qué planeta, que no tienen nada que ver con el islam. Sin embargo, el islamismo radical es una versión extrema del Islam, pero no es ajeno al Islam, y éste es un problema que, algún día, habremos de tener el valor de enfrentar, en Francia y en otros lugares .
No mirar el problema de frente y practicar la ceguera voluntaria permitió al islamismo radical crecer y ser emulado por miles; no mirar el problema de frente no contribuye al debate que ha de realizarse en el islam, y refuerza el rechazo en contra del islam entre un número creciente de occidentales que están cansados de ver que les están mintiendo.
…(El) riesgo al cual nos enfrentamos , al parecer, es tener que decir lo que no se dice: que el grueso de los actos antisemitas en Francia y en todo el mundo –desgraciadamente eran palabras y ahora son actos – es resultante de un único antisemitismo, el antisemitismo islámico.
Así como el no ver que existe el islamismo radical tuvo consecuencias graves en el camino, el no ver que existe el antisemitismo islámico tendrá consecuencias terribles y de largo alcance.
Mentir sobre el islam y tratar de mostrar a los islamistas yihadistas como si fueran marginales no es hacer un favor a los musulmanes que quieren integrarse a nuestras sociedades. ¿A quién estamos realmente engañando? Así no podemos luchar contra el islamismo yihadista. Mentir sobre el antisemitismo, mientras se produce, no es luchar contra el antisemitismo.
La realidad es que periodistas, intelectuales y políticos en Francia tienen miedo y creen que no llamar las cosas por su nombre permite pretender que no existen”.
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