Durante muchos años Arabia Saudí utilizó el terrorismo como medio para promover sus políticas. Sin embargo, este país ha comenzado ahora a sufrir las consecuencias de las mismas..
Riad ha jugado, en efecto, con fuego y ha comenzado a quemarse. El atentado perpetrado el pasado lunes contra un puesto saudí en Arrar, fronterizo con la provincia iraquí de Anbar, que está parcialmente controlada por la milicia wahabí takfiri del Estado Islámico, costó la vida a un general y a dos guardias fronterizos saudíes. Los cuatro autores del ataque, que fallecieron también en el mismo, eran saudíes. Uno de ellos era Abu Zar al Shallahi, que dirigió una campaña que exigía la liberación de detenidos en las prisiones saudíes. Él era también el autor de varias canciones dirigidas a incitar a la opinión pública contra las autoridades.
Antes de ser encerrado en la prisión saudí de Haeri y serle prohibido viajar en función de una decisión oficial, él formó parte de aquellos que fueron liberados a principios de la crisis siria con la condición de que viajaran a ese país. Allí, combatieron en la región que se sitúa entre Homs y Raqqa.
Desde allí él viajó a Iraq para tomar parte en el atentado fronterizo.
Es de este modo que Riad se sitúa en una zona de alto riesgo. Son cada vez también más numerosos los militantes saudíes que se dirigen a Siria.
El último convoy, según Al Safir, estuvo dirigido por Abdel Rahman al Kuwayi y Yamal al Aslami. Curiosamente, estos dos últimos lograron salir de Arabia Saudí tras haber vuelto allí hace dos años.
Según las informaciones, Kuwayi y Aslami fueron a Siria a principios del año 2012 donde ellos se adhirieron al movimiento de Ahrar al Sham (los Libres de Siria) y combatieron en sus filas antes de volver a su país a finales del mismo año. Ellos acababan de volver a Siria como miembros del EI, señaló el periódico As Safir.
¿Qué han hecho ellos durante estos dos años? ¿Por qué no han sido arrestados como las autoridades saudíes han prometido hacer con aquellos que van a luchar a Siria?
Algunas veces Arabia Saudí buscó justificarse afirmando que trataba de desembarazarse de sus extremistas esperando que ellos mueran en la guerra de desgaste contra sus adversarios regionales. Sin embargo, esto queda desmentido por el hecho de que los miembros del EI siguen golpeando en la puerta y el gobierno saudí sigue, aún así, dejándoles obrar como quieren.
Frente a este dilema sólo puede haber dos explicaciones posibles: que Arabia Saudí es incapaz de contener a los terroristas o que sigue utilizándolos para sus fines políticos.
En los dos casos, el reino no sólo está en peligro, sino que se ha convertido él mismo en un peligro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario