miércoles, 14 de enero de 2015

Gobierno Francés, único responsable de los ataques terroristas en su país

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Por Rasul Gudarzi

Francia vivió unos días críticos por los ataques y secuestros realizados por los terroristas de Daesh, y aún sigue sumergida en estrictas medidas de seguridad para evitar cualquier nuevo atentado. Este hecho tuvo una repercusión internacional y generó diferentes hipótesis al respecto. Algunos analistas atribuyeron su autoría al régimen de Israel, otros a Estados Unidos, etc. Yo no pretendo determinar qué hipótesis es correcta y cuál no. No obstante, es muy superficial no especular sobre el rol del Gobierno galo y sus medidas en este sentido.

Todo comenzó con los actos provocativos del seminario satírico Charlie Hebdo que publicó una caricatura del líder de los terroristas de Daesh, Abu Bakr al-Bagdadi. Es justo mencionar que, con anterioridad, la revista había insultado a las santidades de otras religiones, y publicado una caricatura de la imagen de los profetas Jesús y Mohamad (que la paz sea con ellos). Además, ahora, en su primera edición desde el atentado en su contra, pretende publicar otra caricatura del profeta del Islam (P), un acto totalmente provocativo ya que, por lo general, ‘Charlie Hebdo’ ponía a la venta 60.000 ejemplares de cada uno de sus números, pero ahora planea hacer una tirada especial de 3 millones en 16 idiomas.


En este contexto, surge una pregunta sobre la actuación del Gobierno de Francia que estaba al tanto de esa delicada situación y permitió que se publicaran de nuevo tales imágenes, en un claro ejemplo de profanación a las santidades religiosas. Por eso, en vez de culpar a todos los factores externos, hay que buscar el motivo de la crisis en Francia, dentro del mismo país, como reflejan las palabras del exprimer ministro, Dominique de Villepin, quien dijo: “El EIIL es el hijo deformado de las políticas hegemónicas e irresponsables de Occidente”; para luego añadir que, para él, esas políticas contradictorias son responsables de la multiplicación de los atentados terroristas en todo el mundo.

Mientras tanto, el actor y cómico francés, Dieudonné M'bala M'bala, por sus actos y programas antisraelíes fue condenado en varias ocasiones a pagar multas, además de que corre el riesgo de que no le permitan mantener su trabajo. Así que no se puede decir que el Gobierno galono ha actuado contra ‘Charlie Hebdo’ por respetar la libertad de expresión, un derecho que no supone para nada insultar a las santidades de otros, tal como se refleja en el Artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos:

“Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión u origen nacional."

Se puede decir que el Ejecutivo francés ha desempeñado un rol importante en lo ocurrido, y seguramente, en lo que ocurrirá después de esta nueva publicación porque, de igual forma que está tratando el caso de Dieudonné, teniendo en cuenta la seguridad nacional, podría actuar y restringir las actividades satíricas de Charlie Hebdo.

Esta actitud del Gobierno de Francia no solo ha creado un ambiente de terror y de horror entre los propios franceses, sino entre la comunidad musulmana de ese país, que por culpa de un semanario y de grupos terroristas que se autoproclaman musulmanes, están siendo víctimas de la violencia. Tras los atentados de los últimos días se han recrudecido las agresiones y los actos violentos contra los lugares de culto musulmanes y contra las personas, ya sea mediante la agresión física o con insultos verbales, pintadas en los muros o actos de claro carácter islamófobo. Desde el día de los atentados, el Ministerio del Interior ha contabilizado al menos 54 actos, aunque se sabe que muchos no son denunciados y que, por lo tanto, no aparecen en estas estadísticas.

Sin embargo, el pueblo francés pone en tela de juicio la actuación del Gobierno de François Hollande, por lo que este recurrió a una estrategia para desviar la atención de la opinión pública a su medida, es decir lanzar una marcha multitudinaria con la participación de decenas de jefes de Estado en repudio al extremismo; a pesar de que este mismo gobierno con su definición de “terroristas buenos” y “terroristas malos” brinda su apoyo a grupos terroristas y a la banda de Muyahedin Jalq que operan contra el Gobierno de Irán.

De hecho, se puede decir que esa actitud de Francia hacia el radicalismo y el terrorismo se ha vuelto en su contra. El país corre el riesgo de que, en cualquier momento, se produzca un acto terrorista, y esto no se limita solo a Francia y otros países europeos que cuentan con ciudadanos involucrados en la guerra en Siria e Irak.

Desde hace años, los terroristas de Daesh, bajo el amparo de algunos Gobiernos árabes de la región de Oriente Medio y occidentales, están cometiendo crímenes de lesa humanidad en Siria e Irak. Cada día se escuchan más noticias de que jóvenes europeos se están incorporando a las filas de los terroristas en estos países, así que lo ocurrido en Francia se puede interpretar como un peligro muy serio para la seguridad de Europa.

En esta circunstancia, los Gobiernos occidentales deben abandonar su estrategia errónea de terroristas malos y buenos, y dejar de hacer uso de esta para cumplir con sus objetivos en otros países, ya que esto provoca un efecto boomerang, tal como lo está experimentando Francia, y mientras sigan con esa medida, la tragedia de Charlie Hebdo no será la última que vivan.

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