miércoles, 3 de mayo de 2017

Cómo EE.UU. ayudó a crear Al Qaeda e ISIS



Al igual que Al Qaeda, el Estado Islámico (ISIS) fue hecho en EE.UU, un instrumento del terror diseñado para dividir y dominar el Oriente Medio rico en petróleo y contrarrestar la creciente influencia de Irán en la región.

El hecho de que Estados Unidos tiene una larga y tórrida historia de apoyo a grupos terroristas solamente sorprenderá a aquellos que ven las noticias e ignoran la historia.

La CIA se alineó primero con el Islam extremista durante la época de la Guerra Fría. En aquella época, América veía el mundo en términos bastante simples: por un lado, la Unión Soviética y el nacionalismo del Tercer Mundo, el cual América consideraba como un instrumento soviético; por otro lado, las naciones occidentales y los militantes políticos del Islam, los cuales América consideraba un aliado en la lucha contra la Unión Soviética.

El director de la Agencia de Seguridad Nacional con Ronald Reagan, el General William Odom declaró recientemente, “se mire por donde se mire, EE.UU ha utilizado durante mucho tiempo el terrorismo. En 1978-79 el Senado estaba intentando sacar un ley contra el terrorismo internacional – en cada versión que hicieron, los abogados dijeron que EE.UU la violaría.”

Durante la década de 1970 la CIA utilizó a los Hermanos Musulmanes en Egipto como una barrera, tanto para boicotear la expansión soviética y para prevenir la difusión de la ideología marxista entre las masas árabes. Los Estados Unidos también apoyaron abiertamente a Sarekar Islam contra Sukarno en Indonesia, y apoyaron al grupo terrorista Jamaat-e-Islami contra Zulfiqar Ali Bhutto en Pakistán. Y por último pero no menos importante, está Al Qaeda.

En caso de que nos olvidemos, la CIA dio a luz a Osama Bin Laden y amamantó su organización durante la década de 1980. El antiguo Secretario de Asuntos Exteriores británico, Robin Cook, le contó a la Cámara de los Comunes que Al Qaeda era incuestionablemente un producto de las agencias de inteligencia occidentales. El señor Cook explicó que Al Qaeda, que literalmente significa una abreviación de “la base de datos” en árabe, fue originalmente la base de datos informáticos de miles de extremistas islamistas, quienes fueron entrenados por la CIA y financiados por los saudís, para derrotar a los rusos en Afganistán.

La relación de América con Al Qaeda ha sido siempre de amor-odio. Dependiendo si un grupo terrorista de Al Qaeda en una determinada región se alejaba de los intereses estadounidenses o no, el Departamento de Estado de EE.UU financiaba o apuntaba agresivamente a este grupo terrorista.

A pesar de que los creadores de la política exterior americana aseguran oponerse al extremismo musulmán, ellos intencionadamente lo fomentan como un arma de la política exterior.

El Estado Islámico es su última arma que, al igual que Al Qaeda, les ha salido el tiro por la culata. ISIS se alzó recientemente al protagonismo internacional después de que sus matones empezaran a decapitar periodistas americanos. Ahora, el grupo terrorista controla un área del tamaño de Reino Unido.

Para entender porqué el Estado Islámico ha crecido y florecido tan rápido, uno tiene que echar un vistazo a las raíces americanas de la organización. La invasión y ocupación americana en 2003 de Iraq creó los requisitos previos para que los grupos radicales suníes, como ISIS, echaran raíces. América, bastante imprudentemente, destruyó la maquinaria estatal secular de Saddam Hussein y la reemplazó con una administración predominantemente chiita. La ocupación estadounidense causó un gran desempleo en las áreas suníes, rechazando el socialismo y cerrando fábricas con esperando con inocencia que la mágica mano del libre mercado crearía puestos de trabajo. Bajo el nuevo régimen chií -respaldado por EE.UU-, la clase obrera suní perdió cientos de miles de trabajos. A diferencia de los afrikaners blancos en Sudáfrica, a quienes se les permitió mantener su riqueza después del cambio de régimen, la clase alta sunita fue desposeída sistemáticamente de sus activos y perdió su influencia política. Más que promover la integración religiosa y la unidad, la política americana en Iraq exacerbó la división sectaria y creó un fértil campo de cultivo para el descontento suní, del cual Al Qaeda en Iraq echó raíces.

El Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS) solía tener un nombre diferente: Al Qaeda en Iraq. Después del 2010 el grupo se renovó y centró sus esfuerzos en Siria.

Hay esencialmente tres guerras librándose en Siria: una entre el gobierno y los rebeldes, otra entre Iraq y Arabia Saudí, y una más entre América y Rusia. Es esta tercera, la batalla de la neo-Guerra Fría la que hizo a los creadores de la política exterior estadounidense decidir en arriesgarse a armar a los rebeldes islamistas en Siria, porque el presidente sirio, Bashar al-Assad, es un aliado clave ruso. Vergonzosamente, muchos de estos rebeldes sirios se han convertido ahora en matones de ISIS, quienes están blandiendo abiertamente rifles de asalto M16 hechos por los EEUU.

La política en Oriente Medio de América gira en torno al petróleo e Israel. La invasión de Iraq ha satisfecho parcialmente la sed de petróleo de Washington, pero los ataques aéreos en curso en Siria y las sanciones económicas en Irán tiene todo que ver con Israel. El objetivo es privar a los vecinos enemigos de Israel, Hezbollah de Lebanon y Hamas de Palestina, del apoyo crucial sirio e iraní.

ISIS no es un mero instrumento de terror usado por América para derrocar al gobierno sirio; es también usado para presionar a Irán.

La última vez que Irán invadió otra nación fue en 1738. Desde su independencia en 1776, los Estados Unidos han estado involucrados en aproximadamente 53 invasiones militares y expediciones. A pesar de lo que el grito de guerra de los medios de comunicación occidentales te hagan creer, Irán no es la amenaza a la seguridad regional, Washington lo es. Un Informe de Inteligencia publicado en 2012, respaldado por las 16 agencias de inteligencia estadounidenses, confirma que Irán terminó su programa de armas nucleares en 2003. La verdad es, que cualquier ambición nuclear iraní, real o imaginaria, es un resultado de la hostilidad americana hacia Irán, y no al revés.

América está usando a ISIS de tres maneras: para atacar a sus enemigos en Oriente Medio, para que sirva de pretexto para las intervenciones militares estadounidenses en el extranjero, y en casa para fomentar una amenaza doméstica manufacturada, usada para justificar la expansión sin precedentes de la vigilancia invasiva doméstica.

Incrementando rápidamente tanto la confidencialidad del gobierno y la vigilancia, el gobierno del señor Obama estaba aumentando su poder para vigilar a sus ciudadanos, mientras disminuía el poder de sus ciudadanos de vigilar su gobierno. El terrorismo es una excusa para justificar la vigilancia masiva, como preparación a un levantamiento en masa.

La supuesta “Guerra contra el terror” debería ser vista por lo que es realmente: un pretexto para mantener un peligrosamente descomunal ejército estadounidense. Los dos grupos más poderosos en la creación de la política exterior estadounidense son el lobby de Israel, el cual dirige la política de EE.UU en Oriente Medio, y el Complejo Industrial-Militar, que se beneficia de las acciones del grupo anterior. Desde que George W. Bush declarara la “Guerra contra el terror” en octubre de 2001, ha costado al contribuyente de EEUU aproximadamente 6.6 billones de dólares y miles de hijos e hijas caídas; pero, las guerras también han recaudado millones de dólares para la élite militar de Washington.

De hecho, más de setenta compañías americanas y individualidades han ganado 27 mil millones de dólares en contratos para trabajar en Iraq y Afganistán después de la guerra durante los últimos tres años, de acuerdo a un reciente estudio del Centro de Integridad Pública. De acuerdo al estudio, cerca del 75% de estas compañías privadas tenían empleados o miembro del consejos, que o bien servían, o tenían estrechos vínculos con el Poder Ejecutivo de las administraciones republicanas y democráticas, miembros del Congreso o los altos cargos del ejército.

En 1997, un informe del Departamento de Defensa de EE.UU declaró, “los datos muestran una fuerte correlación entre la participación estadounidense en el extranjero y un incremento entre los ataques terroristas contra los Estados Unidos.” El terrorismo es el síntoma; el imperialismo estadounidense en Oriente Medio es el cáncer. Sencillamente, la “Guerra contra el terror” es terrorismo; solo que es conducido a una escala mucho mayor con personas con aviones y misiles.


Fuente: CounterPunch
Autoría: Garikai Chengu

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