Convencidos de que debe desaparecer el último vestigio colonial del continente, concluyó hoy aquí la Conferencia de Solidaridad de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) con el Sahara Occidental.
Un ambiente de coincidencias respecto a esta cuestión, hizo que las intervenciones de todos los oradores presentaran como sello la condena al sufrimiento del pueblo saharaui y el llamado a que de una vez se le conceda el legítimo derecho a su independencia y autodeterminación.
En su condición de anfitrión, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, dijo en las palabras de bienvenida que constituye una vergüenza para la conciencia de la humanidad que por tanto tiempo no haya podido resolverse la cuestión saharaui.
El segmento de alto nivel contó además con la presencia de los mandatarios Brahim Gali (RASD), Hage Geingob (Namibia), Yoweri Museveni (Uganda), y Emmerson Mnangagwa (Zimbabwe), y el primer ministro de Lesotho, Thomas Thabane.
Entre los invitados, la vicepresidenta cubana Inés María Chapman y el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, dejaron bien clara la firme posición de apoyo al pueblo saharaui, en lucha por sus derechos hace más de 45 años.
Algo que no pasó inadvertido en el evento fue el respeto, admiración y gratitud de África por Cuba.
Si bien esta fue una conferencia de solidaridad con el Sahara Occidental, siempre la mención de las cuatro letras del país caribeño estuvo presente, invariablemente. El presidente Geingob no perdió tiempo para hacerlo explícito en el plenario.
Otros también abrieron sus intervenciones con referencias a Cuba, como hizo con vehemencia el expresidente de Nigeria Oluṣẹgun Ọbasanjọ, cuando recordó la sangre de los caídos y el papel de la Mayor de las Antillas para alcanzar la liberación nacional.
En especial hizo mención a la decisiva batalla de Cuito Cuanavale en Angola, que constituyó el viraje de la guerra, desde ese momento se aceleró la independencia de Namibia y el desmoronamiento del sistema de segregación racial, apartheid.
El combate, acontecido el 23 de marzo de 1988, sirvió para argumentar la designación de la fecha por la SADC como Día de la Liberación de África Austral.
Justo la declaración del encuentro subrayó el apoyo al derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas (ONU) y el Acta Constitutiva de la Unión Africana (UA) y la SADC.
La Conferencia expresó sus más profundas condolencias y solidaridad con los pueblos de las Repúblicas de Malawi, Mozambique y Zimbabwe, que fueron los más afectados por los efectos del reciente ciclón Idai.
Hasta la fecha, el ciclón provocó la pérdida de 661 vidas, mientras dos mil 284 personas resultaron heridas, desplazó a 208 mil 621 y afectó a más de 429 mil 141.
La SADC es una organización económica regional que integran 16 países: Angola, Botswana, Lesotho, Madagascar, Malawi, Mauricio, Mozambique, Namibia, República Democrática del Congo, Seychelles, Sudáfrica, Eswatini (antes Swazilandia), Tanzania, Zambia, Zimbabwe y Comores.
En su conjunto, cubren una superficie de 554 mil 919 kilómetros cuadrados y cuentan con una población estimada en 277 millones de habitantes, cuya esperanza de vida es de poco más de 55 años.
En su condición de anfitrión, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, dijo en las palabras de bienvenida que constituye una vergüenza para la conciencia de la humanidad que por tanto tiempo no haya podido resolverse la cuestión saharaui.
El segmento de alto nivel contó además con la presencia de los mandatarios Brahim Gali (RASD), Hage Geingob (Namibia), Yoweri Museveni (Uganda), y Emmerson Mnangagwa (Zimbabwe), y el primer ministro de Lesotho, Thomas Thabane.
Entre los invitados, la vicepresidenta cubana Inés María Chapman y el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, dejaron bien clara la firme posición de apoyo al pueblo saharaui, en lucha por sus derechos hace más de 45 años.
Algo que no pasó inadvertido en el evento fue el respeto, admiración y gratitud de África por Cuba.
Si bien esta fue una conferencia de solidaridad con el Sahara Occidental, siempre la mención de las cuatro letras del país caribeño estuvo presente, invariablemente. El presidente Geingob no perdió tiempo para hacerlo explícito en el plenario.
Otros también abrieron sus intervenciones con referencias a Cuba, como hizo con vehemencia el expresidente de Nigeria Oluṣẹgun Ọbasanjọ, cuando recordó la sangre de los caídos y el papel de la Mayor de las Antillas para alcanzar la liberación nacional.
En especial hizo mención a la decisiva batalla de Cuito Cuanavale en Angola, que constituyó el viraje de la guerra, desde ese momento se aceleró la independencia de Namibia y el desmoronamiento del sistema de segregación racial, apartheid.
El combate, acontecido el 23 de marzo de 1988, sirvió para argumentar la designación de la fecha por la SADC como Día de la Liberación de África Austral.
Justo la declaración del encuentro subrayó el apoyo al derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas (ONU) y el Acta Constitutiva de la Unión Africana (UA) y la SADC.
La Conferencia expresó sus más profundas condolencias y solidaridad con los pueblos de las Repúblicas de Malawi, Mozambique y Zimbabwe, que fueron los más afectados por los efectos del reciente ciclón Idai.
Hasta la fecha, el ciclón provocó la pérdida de 661 vidas, mientras dos mil 284 personas resultaron heridas, desplazó a 208 mil 621 y afectó a más de 429 mil 141.
La SADC es una organización económica regional que integran 16 países: Angola, Botswana, Lesotho, Madagascar, Malawi, Mauricio, Mozambique, Namibia, República Democrática del Congo, Seychelles, Sudáfrica, Eswatini (antes Swazilandia), Tanzania, Zambia, Zimbabwe y Comores.
En su conjunto, cubren una superficie de 554 mil 919 kilómetros cuadrados y cuentan con una población estimada en 277 millones de habitantes, cuya esperanza de vida es de poco más de 55 años.
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