Durante la guerra en Yugoslavia, el bombardero táctico F-117 era una de las aeronaves más avanzadas de EEUU. No obstante, sus tecnologías de furtividad no fueron suficientes para salvarlo de un sistema de defensa aéreo soviético que lo derribó el 27 de marzo de 1999, al tercer día de los bombardeos.
El único derribo confirmado del F-117 fue un auténtico impulso para el optimismo y sentimiento patriótico en la lucha contra los avanzados aviones de la OTAN que ‘traían la libertan’ en sus compartimentos de bombas.
El coronel de las Fuerzas de Defensa Aérea yugoslavas, Zoltan Dani, estaba al mando de la unidad que derribó al avanzado bombardero estadounidense y se convirtió así en un héroe nacional. En una entrevista con Sputnik el exmilitar contó detalles de aquel hito.
“Nuestros radares funcionaban en una banda métrica en la que era posible localizar más fácilmente a los aviones con tecnologías ‘stealth’. Pudimos detectarlo a tiempo y permitirle entrar a nuestro alcance de fuego. Cuando el avión estaba a 15 kilómetros de nosotros, di la orden de lanzar el misil”, detalló.
La parte curiosa de la situación es que Dani estaba operando el sistema de defensa aérea S-125M Neva, fabricado en la URSS en los años 60 y entregado a Yugoslavia 20 años más tarde. Pero la antigüedad del complejo de defensa no supuso un problema.
“Lo importante es que pudimos mantener estos sistemas en un estado operativo y prepararlos para una situación de combate real. Gracias a ello pudimos lograr un resultado increíble: derribar un F-117”, explicó Dani.
Pero ni Dani, ni los integrantes de su unidad, sabían la suerte que habían tenido ni cuál era el avión derribado. Según el propio coronel, en aquel momento ellos solo tenían una preocupación: desconectar cuanto antes todos los equipos para no ser detectados.
El conocimiento de su logro llegó a la mañana siguiente cuando uno de los altos mandos le informó a Dani que en realidad habían logrado derribar un F-117 que en aquel entonces tenía la reputación de ser un avión invisible.
Las imágenes de los serbios bailando sobre los fragmentos del bombardero ‘invisible’, difundidas por los medios de comunicación, dieron un potente impulso al estado moral a las fuerzas para seguir resistiendo a las embestidas de la coalición de Occidente.
Fue precisamente entonces cuando surgió la frase popular que decía: “Lo sentimos, no sabíamos que era invisible”. Con ello, Dani destaca que el patriotismo de los civiles fue de gran ayuda para los logros de los militares, puesto que los asistieron de muchas maneras.
“Recuerdo cuando estábamos posicionándonos cerca del pueblo de Ogar. El terreno era muy duro y no habíamos recibido nuestras provisiones. Pero los locales nos trajeron unas canastas llenas de comida. ¡Fue realmente genial!”, relata Dani.
Gracias a esta actitud, nadie pensaba en rendirse tras 78 días de bombardeos, señala el exmilitar y destaca que las fuerzas de la OTAN planeaban finalizar la misión en siete días, pero recién 50 días después, la campaña empezó a ralentizarse.
Solo las Fuerzas Aéreas de EEUU y el Reino Unido participaron hasta el final, mientras que los demás miembros de la Alianza desistieron. De hecho, Dani opina que la Alianza Transatlántica podría haberse desmoronado en caso de haber continuado la operación en Yugoslavia.
“Algunos empezarían a preguntarse, ¿para qué los necesitamos, si nuestra alianza sirve para fines completamente distintos?”, analizó.
Antes del derribo, EEUU tenía una confianza completa en sus bombarderos furtivos F-117 que se habían ganado la reputación de invisibilidad tras los ataques aéreos en la Guerra del Golfo Pérsico en 1991.
De hecho, todos los pilotos militares estadounidenses llevaban un transmisor GPS por si eran derribados, pero este no era el caso del piloto del F-117 que fue abatido por la defensa aérea yugoslava, destaca Dani.
A los mandos de esta aeronave estaba Dale Zelko y la operación de su rescate fue la más grande desde la guerra de Vietnam. Doce años más tarde fueron filmadas dos películas sobre la vida de los dos protagonistas de esta historia.
Dani señala que no hubiera accedido a encontrarse con su enemigo si no fuera por un libro de un pastor serbio que hablaba sobre la importancia de perdonar.
Estos encuentros revelaron muchos detalles interesantes sobre los pilotos estadounidenses que participaron en los bombardeos de Yugoslavia y Dani se dio cuenta de que el piloto solo hacía lo que le habían encomendado.
“Zelko me contó que seis meses antes de los bombardeos los reunieron en la base militar de Nuevo México, donde aparte de los preparativos militares los sometían a la propaganda. Les ponían películas donde Yugoslavia se mostraba desde la peor perspectiva. Y de verdad creían que habían venido para traernos la libertad. Luego, cuando Zelko llegó a Serbia, dijo: ‘Creo que nos engañaron'”, relata Dani.
Ahora ninguno de los dos sirve en el Ejército. El excoronel Zoltan Dani sigue guardando en su casa un fragmento del avión que derribó. Según cuenta, le ofrecieron sumas cuantiosas por estos ‘artefactos’, pero nunca consideró venderlos.
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