Agradece a las personalidades que están en el acto, a la familia de Fidel y especialmente al pueblo de Cuba por las muestras de afecto recibidos en esta hora de dolor y de compromiso.
Fidel encabezó una sociedad socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes. Sus vibrantes palabras resuenan en esta Plaza, como la concentración campesina de apoyo de a la Reforma Agraria en 1959, que fue como cruzar el Rubicón: se destapó el odio contra la Revolución cubana. Aquí se votaron la primera y la segunda Declaración de La Habana, de 1960 y 1962, respectivamente. Recuerda otros momentos, como el acto después de la explosión del vapor La Coubre, un acto terrorista. Aquí, con él, se declaró a Cuba territorio libre de analfabetismo, en diciembre de 1961. También, tuvo lugar la velada solemne en octubre de 1967 para rendir homenaje al Che Guevara. Y a esta Plaza los cubanos se comprometieron en pleno período especial, ante los restos del Guerrillero Heroico, a continuar su legado.
Aquí se honraron a la víctimas del ataque contra un aviación civil cubano, en 1976. Los cubanos le escucharon decir: “Cuando un pueblo enérgico y viril…”, y los presentes repiten la frase que todos se conocen y han repetido muchas veces en estos días: “la injusticia tiembla…”
También, en este lugar se han ratificado los acuerdos de los recientes Congresos del Partido. Se ha jurado lealtad a las ideas y a honrar la obra del Comandante en Jefe.
Querido Fidel, junto al Monumento de José, Héroe Nacional y autor de la Asalto al Cuartel Moncada, donde nos hemos reunido durante más de medio siglo en momentos de extraordinario dolor, proclamar nuestros ideales o consultar al pueblo transcendentales decisiones, precisamente aquí, te decimos junto a nuestro abnegado y combativo pueblo:
Hasta la victoria siempre.
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