lunes, 30 de noviembre de 2015

Despótico Régimen Bahreiní Tortura a Detenidos y Retira la Nacionalidad a Opositores

Los tribunales bahreiníes dictan sentencias opresoras contra los opositores al régimen de Al Jalifa, siendo la condena más habitual para acallar las voces que reclaman reformas democráticas retirarles la nacionalidad. Hasta ahora, más de 200 personas de la oposición han sido privadas de su nacionalidad.

Este martes, el tribunal de Bahréin sentenció a 13 ciudadanos con la retirada de su nacionalidad por participar en manifestaciones, por lo que aumenta el número de los castigados con esta condena a 210 bahreiníes.

Los “sentenciados” deben entregar sus pasaportes y carnets de identidad a las autoridades, además tendrán que “legalizar su residencia” y buscar un avalista para seguir viviendo en su propio país “como extranjeros”.

El régimen en Bahréin castiga a los opositores con retirar la nacionalidad

Un reciente informe de Human Rights Watch acusó al régimen de Al Jalifa de torturar a detenidos en los años posteriores a las protestas registradas en el país en 2011, incluso después de que el gobierno prometiese terminar con esos abusos.

El reporte de Human Rights Watch sobre Bahréin, que acoge a la Quinta Flota de los Estados Unidos, se corresponde con testimonios de abusos proporcionados por Amnistía Internacional y activistas locales, y se basa en testimonios de 14 personas, que afirman haber sufrido abusos físicos mientras estaban bajo custodia policial o del servicio de seguridad.

Varios de los citados en el documento denuncian que fueron objeto de descargas eléctricas y abusos sexuales, mientras que otros contaron que estuvieron colgados en posiciones dolorosas o expuestos a un frío extremo.

Las protestas estallaron en Bahréin, aliado de Occidente, en febrero de 2011 y los manifestantes exigían más libertad política a la monarquía que rige el país. Las autoridades locales, respaldadas por fuerzas de seguridad de sus vecinos Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos frenaron en seco esas protestas, pero el descontento continúa.

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