Uzbekistán pidió a Rusia la pasada semana que le ayude a proteger Asia Central frente a lo que calificó de creciente amenaza del grupo militante EI.
El presidente uzbeko, Islam Karimov, dijo que Asia Central, una región rica en recursos y de mayoría musulmana que está situada entre Rusia, China y Afganistán, podría hacer frente a un destino similar al de Iraq, donde el EI ha tomado una gran cantidad de territorio.
“Varios elementos del EI se han infiltrado ya en Afganistán desde Iraq y Siria. Todo ello requiere la adopción de las correspondientes medidas”, dijo Karimov en una conferencia de prensa junto a Putin.
“La insidiosa expansión del extremismo militante y el radicalismo religioso no sólo en el territorio de Asia Central, sino también en el extranjero es un motivo de preocupación”, dijo Karimov. “La presencia de Rusia en Asia Central es indudablemente un importante factor para apoyar la paz y la seguridad”.
Putin, por su parte, afirmó que en Rusia reside un gran número de inmigrantes de las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central y es por ello que comparte la preocupación de Uzbekistán, sobre todo a la luz de la retirada de las tropas extranjeras de Afganistán.
El gobierno de Karimov ha sido acusado de dictatorial por los opositores, que afirman que el presidente uzbeko aprovecha la existencia de la amenaza extremista para mantener sus métodos duros de gobierno.
Uzbekistán estrechó sus lazos con EEUU después de los atentados del 11-S en 2001 y permitió la existencia de una base estadounidense en Karshi-Khanabad , pero últimamente ha buscado una aproximación a Rusia. La base norteamericana fue cerrada en Mayo de 2005.
Uzbekos en Siria
Al igual que sucede con otros países, el gobierno uzbeko teme el regreso de sus ciudadanos, que han viajado a Siria o Iraq para unirse al EI. Los propios combatientes uzbekos han colocado vídeos en Internet, donde quemaban sus pasaportes y llamaban a sus compatriotas a unirse a su lucha.
Hasta hace algunos años, los extremistas uzbekos del Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU) y la Unión del Yihad Islámico (UYI), ambos vinculados a Al Qaida, habían operado en Afganistán y el norte de Pakistán. Sin embargo, dada la pérdida de peso de Al Qaida y los choques del MIU con los talibanes afganos, los combatientes uzbekos han tenido que buscar nuevos medios de financiación para mantener sus actividades tras caer en una situación de práctica inoperancia.
Tras el ascenso del EI, el emir del MIU, Valiyev Abdunosir, alias Uzman Ghazi, publicó una declaración el 26 de septiembre de 2014 en Internet donde expresaba su deseo de continuar su lucha en el seno del EI. Sin embargo, el movimiento está muy minado por los servicios de seguridad uzbekos -algunos medios hablan de que el propio Abdunosir podría mantener una colaboración con las autoridades uzbekas- y esto podría llevar al EI a tener dudas sobre si aceptar o no al MIU en su seno.
Los uzbekos que luchan en las filas del EI en Siria no son miembros del MIU, sino que pertenecen a una nueva generación. Ellos pertenecen a las clases desfavorecidas y proceden de un medio rural. Algunos de ellos ganan entre 2.000 y 5.000 dólares mensuales dentro del EI cuando el salario medio en Uzbekistán es de unos 200 dólares.
Los reclutamientos de esta nueva generación se hacen a través de Internet. Algunos de estos futuros militantes uzbekos viajan a Rusia y trabajan durante un tiempo para ahorrar lo suficiente para luego viajar a Siria. Este método de reclutamiento es eficaz y casi invisible.
Algunos medios occidentales, como la Radio Europa Libre o la BBC, han entrevistado a algunos combatientes uzbekos en relación a sus movimientos y sus puntos de vista ideológicos.
Las autoridades uzbekas no han tardado en reaccionar y el 31 de octubre de 2014, el Comité de Asuntos Religiosos, el órgano del Islam oficial en Uzbekistán, advirtió a la población sobre la amenaza del EI en Asia Central.
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