“La Revolución está llegando desde las montañas. Quizás nunca habría comenzado si no fuese por ellos.” dice Heval Çiya. Original de la región vasca de España, es un escalador que estuvo viviendo en Berlín antes de llegar a Rojava hace cuatro meses. Está planeando quedarse otros cuatro, y después regresar con su familia que le está esperando. Como el camarada Marcello de Italia dijo, es un auténtico privilegio conocerle. Y también es ver la luz revolucionaria brillando en sus ojos. Nos hemos reunido con los “hevalen” (amigos) Antifascistas-Internacionalistas, Marcelo, Çiya y Botan cerca de Til Temir en el cantón Cizîrê, y hablamos sobre sus razones de estar en Rojava, la fundación del batallón, sobre “hevalty”, amor, y las políticas de la vida diaria.
Heval Marcelo se unió a la Resistencia de Kobanê, y escribió un libro sobre ello más tarde. Heval Çiya, por otro lado, llegó a Kobanê para trabajar en un proyecto hospitalario. Marcelo mantuvo el contacto con el Batallón Internacional por la Libertad después de regresar a Europa durante un tiempo. Entonces, cuando una vez más regresó a Rojava, él y Çiya se conocieron en un grupo de entrenamiento y decidieron formar un batallón antifascista. La dominación de algunas organizaciones turcas -las 3 predominantes, para ser más precisos- les hicieron sentir muy incómodos. Dijeron que los anarquista no eran muy bienvenidos y que uno necesitaría tener un conocimiento de la teoría marxistas, y seguirla para ser aceptado y apreciado. “No tienen conexiones con Europa, y no hacen ningún esfuerzo por construir ninguna. Lo más importante, todas las reuniones se celebraban en turco, que es el idioma predominante. Estos fueron algunos de los molestos asuntos que nos hicieron pensar.”
Mientras tanto, los tres han aprendido kurdo, y están planeando incluirlo en el proceso de entrenamiento después de encontrar a alguien que enseñe a los recién llegados. “Durante la resistencia en Kobanê, experimentamos lo crucial que es el lenguaje para la coordinación. Perdimos a algunos camaradas simplemente porque no podíamos hablar unos con otros. Nuestra lengua franca es el inglés pero aprender kurdo es también esencial.”
“No hacemos una distinción entre aquellos que son “políticos” y aquellos que no lo son. No esperamos que nadie esté ideológicamente “bien informado” per se, habiendo leído a Bakunin, Marx, etc. para luchar juntos. Nuestra perspectiva principal está basada en juntar a personas de buen corazón. No estamos interesados en decisiones macro-geopolíticas tampoco. Aquí tenemos un espacio liberado donde estamos reconstruyendo nuestras vidas cotidianas.”
“Hevalty, no anarquismo”, enfatiza Çiya, “y definitivamente tampoco propaganda.”
“Hay muchas personas en Rojava que no pueden encontrar un espacio individual para luchar pero tienen un gran potencial. Somos un grupo de camaradas y amigos; incluso aunque practicamos tácticas militares, lo que nosotros percibimos es un revolución cultural. Estamos experimentando la vida social con la que siempre hemos soñado, en un espacio que hemos liberado socialmente y culturalmente.
Rojava nos permite volver a soñar. Mientras que Europa estaba poseída por la inercia y la desesperación, hemos visto un rayo de luz brillando aquí. Por supuesto tenemos una motivación política, sin embargo, la realidad es moverse entre la vida normal y la revolución, a través del tiempo y los espacios. Lo que nos influye y nos rodea aquí, es la vida cotidiana por sí misma. Este es un lugar donde la revolución no está instrumentalizada. Una praxis basada en la camaradería, la solidaridad, la personalidad y el yo es esencial.
Éramos seis personas al principio. Escribimos una declaración explicando nuestras cuestiones y nuestra propuesta para un batallón separado fue aprobada. El batallón tiene 9 miembros en este momento, y estamos esperando que se unan otros 15 dentro de poco. No teníamos un vehículo cuando comenzamos, por ejemplo, pero entonces nuestras necesidades comenzaron a ser satisfechas, una por una. Viendo que éramos serios y disciplinados, incrementó el apoyo de hevals.”
“En realidad, si eres occidental y no causas ningún problema, entonces ellos simplemente te quieren” dice H. Marcelo con una sonrisa.
Cuando les preguntamos sobre las reacciones y peticiones de participación de Europa, sus sonrisas y expresiones muestran claramente que no están felices tampoco. “Apreciamos la solidaridad de todo tipo. Podría ser organizando actuaciones, contribuciones financieras, intentando hacer que se oigan nuestra voz… Otra forma, sin embargo, sería venir aquí. No necesitas necesariamente unirte a la lucha armada, sino trabajando en el campo social, el cual, por lo cierto, está mucho más necesitado. La tercera forma, por supuesto, es luchando en el frente. Pero lo cierto es que hay un colapso en Europa: cuando en los 90, cientos de miles de antifascistas estaban luchando contra los neo-nazis, eran simplemente un pequeño grupo en nuestros vecindarios. Ahora esto se ha invertido. Nuestros números no son suficientemente altos, y amigos jóvenes que se unen no están fuertemente politizados. “Ser revolucionario” se ha convertido en algo entre la exploración de uno mismo y estar fascinado, algo que en parte cubre un estilo de vida que está lejos de los principios básicos revolucionarios. Las personas ya no tienen miedo de perder sus privilegios o sus posesiones, sino de cambiarlos. Pensamos que el antimilitarismo es un tópico importante, pero que es malentendido en su mayoría, o no analizado correctamente. Estamos rodeados de países que “exportan” violencia, y esto tiene que parar. Sin embargo, criminalizarte a ti mismo mientras vives en un burbuja cerrada, vistiendo una capucha y tapándote la cara, no es el camino a seguir. Responsabilidad… es lo más difícil de ser revolucionario. No creemos que haya ninguna acción correcta en la ausencia de ello. Si tu amigo está hambriento, eres responsable de ello. Si una mujer es sujeto de violencia, eres responsable. La empatía parece estar difuminándose día a día, y la narración del internacionalismo cambia. Queremos revitalizar esta narración, y las emociones que se han perdido. Porque esto es lo que Rojava nos ha devuelto. Lo llamamos “saltar a la oscuridad” o “tirarte al fuego”. Digamos, si mi madre hubiera estado en una silla de ruegas, no podría haber venido aquí. Pero por eso es que hay que entender que la responsabilidad debería ser asumida por la sociedad, no por individuos, y esto no es un asunto personal sino uno histórico y social.”
Botan explica que la revolución le ha ayudado a conocerse mejor, entender lo que “ser revolucionario” significa realmente, y que nunca había sido más feliz antes. “Entre los ajenos que mirar aquí, hay una tendencia a considerar las frustraciones personales de las personas como la razón para venir aquí: haber roto con una pareja, haber sido despedido…Me refiero, por supuesto que puede haber ejemplos así, pero no es solo eso. La gente necesita saber que aquellos que son realmente felices con sus vidas pueden -y lo hacen- querer esto para otros. Rojava no es un lugar para la terapia, sino uno para la lucha de valores positivos. La base de esta lucha es creada aquí a través de la construcción de valores mutuos y la intimidad.”
“El principal problema con algunos camaradas que se unen de occidente es que a veces malinterpretan la intimidad, el interés y la confianza que se les muestra, y dan por hecho que hay personas trabajando para ellos. Intentamos explicar a los recién llegados que es importante responder con un trabajo disciplinado y el comportamiento adecuado. No es un tipo de acercamiento de “siéntate y aprende” sino que vivimos juntos, aprendemos juntos y nos transformamos juntos.”
“Al principio todos nos solíamos sentar en una pequeña habitación durante todo el día. La paciencia en un doctrina muy importante.”
“Los revolucionarios no son personas fáciles” dice Marcello, “tenemos carácteres fuertes. Aprender a vivir juntos…es esencial. El mecanismo de crítica y autocrítica en nuestros informes diarios (verbales), es fundamental en nuestra praxis de coexistencia. En occidente, la crítica es o considerada como hiriente, o simplemente ignorada. Aquí, sin embargo, creemos en la importancia de los informes personales diarios y las reuniones y discusiones sobre ellos. Este es el principal principio de la crítica. Prefieres pensar juntos sobre las razones de un comportamiento. Este es el sistema actual de las YPG, y sus reglas son nuestras desde que nos hemos afiliado a ellos. Tanto ellos como nosotros estamos intentando minimizar las relaciones jerárquicas, así como problematizar la jerarquía por sí misma.
Todo el mundo aquí está trabajando duro. Y tú también lo haces cuando ves eso, porque si no de lo contrario te sentiría y parecerías bastante raro. Estamos intentando mantener todo el trabajo y actividades en una estructura horizontal. Creemos realmente en la esencia de crear “pertenencias”, en el sentido de que todo el mundo se sienta parte del otro. Las reglas son que hay que proteger “hevalty” [compañerismo, amistad], y es por eso que los respetamos.
No hay jerarquía en nuestro espacio vital, dentro de nuestras vidas diarias. Todas las decisiones son tomadas colectivamente, todo el trabajo es realizado en conjunto, y toda la responsabilidad del trabajo incompleto es compartido. Por ejemplo, incluso aunque yo estoy en una posición de mando en el campo militar, mis amigos en la cocina pueden mandarme a la mierda cuando les pido un menú especial. O, incluso, a pesar de que hay un personal de cocina, todo el mundo puede tomar la iniciativa en la comida. Respetar a los grupos y compañeros es la clave. Tu heval es la persona a la que confías tu vida y no debes molestarlos.
“Las experiencias okupas ayudan a los principios y praxis de nuestra vida colectiva. Esos son los únicos lugares, excepto aquí, donde puedes encontrar un estilo de vida. Pero “heval” es un concepto realmente significativo: tu compañero te va a proteger por todos los medios. Tienes que confiar en ellos. Y es una especie de relación amorosa”, repite Çiya.
Están dispuestos a formar una grupo antifascista gemelo pronto, pero no hay nada claro todavía. Çiya quiere llevar una pared de escalada a Rojava.
Dijeron que la lucha continuará hasta que el capitalismo sea abolido en el mundo.
“Hasta entonces, estamos junto al PKK, quien está llevando a cabo una lucha internacionalista. Consideramos a los Karker (trabajadores), aquellos que construyen la vida, como un todo. Esto es una revolución de los pueblos y depende de otros pueblos. No necesitamos perdernos en la teoría y creemos en mirar al otro a los ojos y buscar un camino juntos. Habiendo nacido en la montañas de la nada, el PKK es el movimiento de los pobres, de los desposeídos, y de aquellos que no tienen nada salvo unos a otros. No se están moviendo a través de un derramamiento de sangre, ni de la creación de estructuras centralizadas y autoritarias como en Rusia, sino abriendo espacio y tiempo para que las personas construyan sus vidas, y que inventen sus propios mecanismos de autogobierno. Hemos presenciado su aproximación a la religión y a los terratenientes: podrían estar intentando cambiar las cosas con la tiranía y el poder de las armas. Pero, en lugar de ello, están intentando encontrar otras vías; con trabajos que pretenden activar los mecanismos sociales, y posibilitar un cambio desde dentro. Hay un esfuerzo por mantenerse lejos del conflicto duro, y devolver el poder a las personas. Es un enfoque holístico, sólido en la fe y la praxis.”
“Incluso aunque el movimiento piensa que el aspecto social en lo más importante, creo que el aspecto militar no lo es menos”, dice Marcello, “un fallo en uno de ellos, llevaría al mismo resultado en el otro.”
En relación con la revolución, enfatizan en que no hay otro objetivo que el de internacionalizar una vida comunal, la cual ven alrededor suya, y que cuentan con sus camaradas.
Fuente: KurdishQuestion
Autoria: Heval Carlo y Heval Siya
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