Según la revista The Economist, "la guerra de Yemen evoluciona de mal en peor teniendo en cuenta sobre todo que el país parece sumergirse en un conflicto de larga duración, mientras que la coalición liderada por Arabia Saudí actúa de manera loca".
La revista prosigue su análisis señalando que "el número de víctimas civiles ha llevado a la coalición a perder el apoyo de sus aliados que combaten sobre el terreno, compuestos por algunas tribus y desertores que han abandonado el Ejército yemení además de los insurgentes (especialmente los Hermanos Musulmanes y Al Qaida).
El informe subraya que "los esfuerzos desplegados en las negociaciones de Omán han fracasado y este fracaso ha sido confirmado por lo que ha ocurrido en Maarib. Sin embargo, el problema reside en la ausencia de presiones internacionales, como es el caso de otros conflictos de la región. Así, aunque EEUU está muy insatisfecho por la manera en que sus aliados del Consejo de Cooperación del Golfo llevan a cabo la guerra, esto no impide que esté ansioso de reparar sus relaciones con ellos, en especial después del acuerdo nuclear con Irán al que ellos se opusieron. Hay que mencionar también la existencia de una nueva y ambiciosa joven generación de la familia real que no tiene intención de poner fin a su aventura militar".
Arabia Saudí ha enviado más tropas para unirse a los 3.000 soldados que pertenecen a la alianza. Por otro lado, Qatar, que no había participado hasta hoy más que a través de las operaciones aéreas ha enviado o recientemente a un millar de soldados. Soldados sudaneses esperan también en Jartum la orden de transporte a Yemen y el rey Hamad al Jalifa de Bahrein ha declarado que sus dos hijos tomarán parte en la batalla.
La revista considera la escalada de la violencia contra Yemen un acto de venganza por parte de Arabia Saudí contra el movimiento Ansarulá. "No hay ninguna duda de que esta escalada tiene algo de venganza. Esto es por lo que los observadores se preguntan: ¿Qué espera conseguir la coalición en esta campaña que ha entrado en su sexto mes?".
El informe señala que "aplastar a Ansarulá es casi imposible. Los dirigentes de los países del Golfo hablan de recuperar Sanaa y del retorno del presidente Abed Rabbo Mansur Hadi, mientras se olvidan de que Yemen tiene un terreno difícil para los invasores extranjeros, sin olvidar que los ejércitos del Golfo carecen de experiencia".
Y concluye: "Desde la penetración de las tropas de la coalición en el territorio yemení en agosto, la coalición ha tomado el control de Adén, en el sur de Yemen, y se ha desplazado hacia Taiz, pero ella ha sufrido serias derrotas en Maarib, una zona estratégica que constituye la puerta hacia Sanaa. Y así pues, la coalición ha concentrado allí tropas suplementarias acompañadas de vehículos blindados y lanzacohetes, pero esto no significa que los combates no vayan a ser muy difíciles, porque los bastiones de Ansarulá son, en su mayor parte, fortalezas excavadas en montañas.
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