martes, 3 de febrero de 2015
Esta es la revista oficial del Estado Islámico… y es increíblemente profesional
Es dinámica, visual e increíblemente profesional. Con una maquetación elegante, en la que priman los grandes titulares y las fotografías, el ‘magazine’ oficial del Estado Islámico, Dabiq, ha hecho saltar numerosas alarmas. La sofisticación de la propaganda yihadista parece haber dejado muy atrás la época de los primitivos pasquines que los simpatizantes del Grupo Islámico Armado de Argelia repartían en las calles de Londres o París a mediados de los 90, o las revistas de tortuosa lectura editadas en imprentas semiclandestinas.
Muchas de estas publicaciones pasaban relativamente desapercibidas, entre otras cosas porque estaban escritas en árabe, lo que dificultaba la tarea de los servicios de inteligencia occidentales. Pero esta ventaja suponía también un obstáculo insalvable a la hora de dirigirse a muchos potenciales lectores, musulmanes europeos de segunda o tercera generación con escaso o nulo conocimiento de árabe. Ya no es así: Dabiq se edita en varios idiomas, entre los que destaca el inglés.
“Este tipo de productos (como Dabiq) complementan a los medios anteriores, buscando satisfacer a aquel sector más instruido de su base de apoyo”, explica el profesor Manuel Torres Soriano, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y experto en propaganda yihadista. “Las revistas suelen difundir un discurso más elaborado y una serie de argumentos de mayor complejidad que los contenidos en los vídeos propagandísticos de carácter operacional, los cuales buscan ante todo la espectacularidad”, indica a El Confidencial.
La temática de esta publicación es sorprendente: mientras por un lado difunde de forma didáctica la normativa que el Estado Islámico pretende imponer en el recién creado Califato y dedica numerosas páginas a su justificación teológica, por otro se burla de la opinión pública occidental en una sección llamada “El Estado Islámico en palabras del enemigo”, que reproduce comentarios de expertos antiterroristas que, según piensan los yihadistas, en realidad no hacen sino glorificarles.
En un espectacular ejercicio de maniqueísmo, la revista se permite denunciar “las atrocidades” cometidas por sus oponentes, al tiempo que presume de las matanzas cometidas por la organización contra la población chií. En su número 2, incluye un espectacular reportaje gráfico de gran calidad sobre la destrucción de templos “idólatras”, y un artículo sobre la lapidación de una presunta adúltera.
“Fabrica una bomba en la cocina de tu casa”
Pero la idea, en realidad, no es tan nueva. Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) edita también una publicación similar titulada Inspire, que va ya por su decimotercer número. También en inglés, mezcla la cosmovisión yihadista con el estilo llamativo y desenfadado al que están acostumbrados los militantes potenciales que viven en países occidentales, con artículos como “Fabrica una bomba en la cocina de la casa de tu madre”, firmado por “El Chef de Al Qaeda”. Asimismo, las milicias Al Shabaab de Somalia editan desde 2012 una revista en inglés y suajili, “Gaidi Mtaani” (“El terrorista en la calle”), dirigida a sus simpatizantes en Kenia, una de sus principales canteras de reclutamiento.
“La profesionalidad de estas publicaciones nos indica que estos grupos no sólo cuentan entre sus filas con individuos con capacitación en el uso de herramientas informáticas de diseño y maquetación y unas considerables cualidades creativas, sino que también gozan de la suficiente seguridad en sus bases de operaciones para dedicar parte de sus recursos humanos a la grabación de los materiales y a la redacción de los textos que luego integrarán estas publicaciones”, asegura el profesor Torres. “Un grupo cuya principal preocupación fuese la autoprotección de sus miembros difícilmente podría emprender este tipo de esfuerzos, los cuales requieren un buen acceso a internet y una mínima infraestructura informática de carácter estable”, comenta.
Sin embargo, hay diferencias significativas entre estas publicaciones. “Inspire es más una guía para ataques individuales que una articulación de una visión general política, religiosa y militar”, escribe el analista Harleen Gambhir, del Instituto para el Estudio de la Guerra. Mientras Dabiq presenta una cosmovisión general, Inspire busca que los militantes autorradicalizados (los temidos ‘lobos solitarios’, la gran bestia negra de los servicios antiterroristas occidentales debido a la dificultad de detectarlos a tiempo) reciban la formación y motivación necesarias para pasar a la acción. Con algún éxito: Dzokhar Tsarnaev, el presunto autor del atentado de la maratón de Boston, indicó a la policía que él y su hermano habían aprendido las técnicas para hacer bombas leyendo Inspire y “viendo algunos videos”.
Una estrategia para reclutar occidentales
“Dabiq es un intento mucho más completo de reclutar occidentales que Inspire”, asegura Colin Clarke, un politólogo de la Corporación RAND, a la revista New Republic. “El Estado Islámico tiene realmente mucho cuidado de apoyar todo lo que dice con una justificación religiosa. Esta es un área en la que Al Qaeda se ha relajado con el tiempo”, afirma.
“La puesta en marcha de publicaciones en inglés no es incompatible con versiones en árabe. De hecho, lo habitual es que estos grupos elaboren de manera simultánea productos en varios idiomas dirigidos a audiencias diferentes, adaptándose a las particularidades de sus potenciales lectores”, dice el profesor Torres. “Las publicaciones en inglés no sólo apuntan a una audiencia occidental (a la que se pretenden atemorizar o desanimar), sino también a aquel sector de población musulmana mundial que desconoce el árabe, o que se mueve con mayor comodidad en un idioma occidental. Cuando el mensaje va dirigido a este tipo de públicos es habitual que otorgue un papel central a los contenidos gráficos, y que se emplee un lenguaje más sencillo y natural despojado de muchas de las invocaciones rituales y citas coránicas que suelen emplearse en los contenidos en árabe”, explica.
Pero incluso la versión en inglés de Dabiq aparece plagada de términos tomados del árabe que utilizan los islamistas. Por ejemplo, en su número 2, la revista incluye un largo reportaje sobre los combates entre los yihadistas y la guerrilla kurda del PKK y su filial siria, las YPG, que contiene frases como esta: “El Estado Islámico no ha dudado en hacer la guerra contra los murtaddín (apóstatas) comunistas del PKK/YPG, mientras al mismo tiempo sigue con su lucha contra el régimen nusayrí (alauí, la minoría a la que pertenece el presidente sirio Bachar Al Asad) y los sahwat (los luchadores suníes que combaten a los yihadistas, que toman su nombre de las milicias iraquíes “Sahwa” o “del Despertar”)”.
La victoria contra las fuerzas de “Roma”
Una jerga que, aparentemente, los lectores entienden sin mayor problema, igual que las referencias históricas o teológicas. “La revista está cuidadosamente confeccionada con símbolos significativos para los yihadistas, algunos similares a ‘silbatos para perros’ para indicar a los potenciales reclutas que el Estado Islámico persigue los objetivos proclamados por otros grupos e individuos yihadistas que, de otro modo, podrían ser considerados rivales o enemigos”, dice Michael W. S. Ryan, analista de la Fundación Jamestown, en un artículo académico sobre esta publicación. “La selección de frases intenta demostrar que uno de los principales propósitos del Estado Islámico es devolver la dignidad a los musulmanes oprimidos y humillados, un tema también utilizado de forma recurrente por la propaganda mediática de Al Qaeda”, asegura.
El propio título de la publicación, Dabiq, parece ser uno de estos símbolos. Según explica la revista en su número inicial, “está tomado del área llamada Dabiq, en la provincia septentrional de Alepo en Siria. Este lugar se menciona en un hádice que describe algunos de los sucesos del Malahim”, una serie de batallas apocalípticas en las que los musulmanes, supuestamente, triunfarán sobre las fuerzas de “Constantinopla” y “Roma”, lo que los yihadistas interpretan como Occidente o “los cruzados”.
El Estado Islámico, en suma, parece haber aprendido el valor y la eficacia de los medios de comunicación modernos. Dabiq es un producto de Al Hayat Media Center, el departamento de comunicación de la organización establecido en mayo, aparentemente a iniciativa de un rapero alemán radicalizado llamado Abu Talha Al Almani, alias “Deso Dogg”. Al Hayat edita también otra publicación similar (el “Informe del Estado Islámico”) y produce vídeos y otros contenidos HD de alta calidad, además de traducir a siete idiomas los comentarios y -hasta el cierre de su cuenta oficial de Twitter, el pasado junio- los tuits del portavoz oficial de la organización, Abu Muhamad Al Adnani. Su primer vídeo ya daba pistas de lo que estaba por venir: titulado “No hay vida sin Yihad” y convertido de inmediato en un viral entre la comunidad de simpatizantes yihadistas, muestra a varios combatientes de origen occidental que explican sus motivos para unirse a la lucha del Estado Islámico. En inglés, por supuesto.
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