Elizabeth Austwick
Fuente: Gaza left out of its own reconstruction, The Alternative Information Center, 24/11/2014El plan de reconstrucción de Gaza es rehén de las demandas de seguridad de Israel y se ha elaborado sin la participación de la población de Gaza ni de Hamas. Los donantes internacionales hablan de “responsabilidad” y “participación local”, pero están haciendo exactamente lo contrario.
El plan de reconstrucción fue terminado a comienzos de noviembre por la ONU, Israel y la Autoridad Palestina, que crearon un sistema para supervisar la entrada de materiales de construcción en Gaza basado en las exigencias de seguridad de Israel. Prescribe que todos los candidatos solicitantes de materiales de construcción deben especificar exactamente los daños que tienen sus casas, qué materiales necesitan y cómo serán utilizados. Luego, Israel tendrá la posibilidad de examinar y rechazar a los candidatos. Esto da a Israel no solo la capacidad para decidir quién puede reconstruir sus casas y sus vidas, sino también la escala temporal en la que tendrán lugar esos trabajos.
Este sistema hace descansar el proceso de reconstrucción en las exigencias de seguridad de Israel, excluyendo las necesidades humanas básicas de los gazatíes. Ayah Bashir, miembro del comité organizador de la Campaña por el Boicot Académico y Cultural de Israel (PACBI), ha declarado que “existe un gran debate e incluso un rechazo de los actores de la sociedad civil al plan de reconstrucción, pues argumentan que la ONU está realmente preparando el terreno para que Israel continúe con su asedio a Gaza”. Aparentemente, Hamas se opuso a los planes de la ONU para reconstruir Gaza.
Cuando la Autoridad Palestina (AP), Israel y la ONU coordinaron este plan de reconstrucción, ignoraron las necesidades y las voces de las comunidades locales, excluyendo a los actores locales del proceso de toma de decisiones. La ONU ha marginado de forma continuada a Hamas de las tareas de reconstrucción porque, como ha dicho el líder del movimiento islamista Abu Marzuk, “no es un miembro aceptable para muchos donantes internacionales, incluyendo a los estadounidenses y a la entidad israelí”. Además, ni Hamas ni los grupos locales fueron invitados a la conferencia de donantes de El Cairo de octubre. La exclusión de Hamas y de las organizaciones locales de esta conferencia da al traste con uno de los objetivos de la conferencia, a saber, “el fortalecimiento de la capacidad del gobierno palestino para rehabilitar la Franja de Gaza”. En tanto que gobierno de facto de la Franja de Gaza, Hamas debe ser incluido en este proceso.
Por otra parte, Heba al Hayek, estudiante de literatura inglesa en la Universidad Islámica de Gaza y organizador de medios sociales y comunitarios de Aid Watch Palestine, ha dicho que la ayuda también “está causando conflictos internos entre Hamas y Fatah, porque la AP no escucha a las comunidades locales y no quiere darse cuenta de que somos parte de este proceso”. Esto queda claro por el hecho de que la mitad de las donaciones prometidas en la conferencia de octubre no serán para Gaza, sino que irán a parar a los presupuestos de la AP para reducir el déficit. Aid Watch Palestine está intentando organizar un sistema de rendición de cuentas dentro de Gaza para supervisar y hacer un seguimiento de estas donaciones y garantizar que el dinero es empleado en beneficio de las comunidades locales. “Estamos desarrollando un sitio web, organizando talleres en universidades y buscando voluntarios para comprometer a la gente y crear, además, un sistema de rendición de cuentas dentro de la sociedad, empezando por los beneficiarios”, añade Al Hayek.
Además de todo esto, la AP y la comunidad internacional deben trabajar con las compañías y las instituciones locales para ayudar a crear un cierto grado de autosostenibilidad y empezar a rehabilitar la economía de Gaza, que quedó destruida tras los últimos ataques israelíes. Al Hayek quiere que la AP y la comunidad internacional “participen en la reconstrucción a nivel local. Tenemos derecho de construir nuestro país y nuestras ciudades. Es muy importante. En el proceso de reconstrucción que tuvo lugar tras las dos últimas guerras, no hubo ningún compromiso con las comunidades locales. Es nuestro derecho ser parte de este proceso y no debería hacerse nada sin nosotros”.
El actual plan de reconstrucción, en lugar de desarrollar los recursos palestinos, persigue enriquecer a las compañías israelíes. Ayah Bashir sostiene que “lo que estamos viendo es que la ONU y las agencias internacionales están beneficiando a Israel en lugar de tratarlo como responsable. Un ejemplo es el reciente acuerdo de los proveedores de ayuda con Nesher, una compañía israelí que opera ilegalmente en la Cisjordania ocupada y suministra cemento para la construcción de asentamientos ilegales y el muro del apartheid en abierta violación del derecho internacional”. Así, Israel no solo va a controlar el proceso de reconstrucción, sino que se va a beneficiar del mismo, demostrando la existencia de una absoluta impunidad por sus crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos en la reciente operación Margen Protector.
Esta ha sido la tercera agresión que ha sufrido Gaza en los últimos cinco años, agresiones que han destruido repetidamente casas, vidas e infraestructuras de la franja, solo para ser reconstruidas de nuevo por las agencias de ayuda. Sin embargo, esta ayuda para reconstruir continuamente Gaza se limita a sostener la prisión en que se ha convertido Gaza. Ayah opina que “la comunidad internacional y los actores civiles no deberían ayudar a reconstruir una prisión. Hay que tomar decisiones políticas. De lo contrario, la ayuda no será sostenible”. La política de la comunidad internacional de no confrontación con Israel permite al estado judío infringir reiteradamente los derechos humanos básicos de los palestinos. En lugar de apoyar esto, la ayuda debería contribuir a crear un desarrollo sostenible para Gaza y hacer a Israel responsable de la destrucción.
“Tenemos que seguir centrándonos en una visión más general, a saber, la necesidad urgente de levantar el bloqueo y de hacer a Israel responsable. El movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) debe intensificarse a nivel global. La ONU y los gobiernos deben tomar medidas inmediatas para poner en marcha un embargo militar a Israel legalmente vinculante, similar al que se impuso a Sudáfrica durante el régimen del apartheid“, subraya Ayah Bashir.
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