La prensa occidental sigue ocultando información sobre lo que está sucediendo en la ciudad iraquí de Mosul y en el este de Alepo para disimular el respaldo que las potencias occidentales aportan a los yihadistas. Y resulta interesante ver que, a través de la información incompleta que publica, esa prensa sigue multiplicando los contrasentidos.
Tanto en Mosul (Irak) como en el este de Alepo (Siria), los pobladores que acogieron a los yihadistas creyendo que la chariah los llevaría nuevamente a la llamada «Edad de Oro» no tardaron en conocer la decepción. Bajo la opresión impuesta por las leyes de los yihadistas y horrorizados por la violencia de estos elementos, los pobladores fueron volviéndose en contra de los invasores. Sin la menor vacilación los yihadistas los utilizan ahora como escudos humanos.
Sin embargo, la prensa occidental presenta la batalla por Mosul como un combate legítimo, mientras afirma que la de Alepo no lo es.
Mosul está en manos del Emirato Islámico (Daesh), que a su vez es una creación de Estados Unidos. Militares estadounidenses actúan como consejeros militares de las fuerzas iraquíes… mientras que la CIA lanza en paracaídas armas y municiones para los yihadistas. Se trata de dos manos que obedecen a un mismo cerebro ya que los consejeros militares estadounidenses habían propuesto un plan de ataque que supuestamente “rodeaba” Mosul pero dejaba abierta la vía terrestre entre esa ciudad iraquí y la ciudad de Raqqa, en Siria. Este cerebro no cuenta con sus aliados, prueba de ello es la reacción de Francia al solicitar que se inicie una ofensiva contra Raqqa inmediatamente después de la toma de Mosul.
Los barrios del este de Alepo están en manos de al-Qaeda, otra creación de Estados Unidos. En este caso, Estados Unidos y sus aliados sí están de acuerdo en cuanto al objetivo a seguir. Así que el presidente francés Francois Hollande recibió en París al «alcalde» del este de Alepo, quien llegó a la sede de la presidencia de la República Francesa acompañado de los «White Helmets» (Cascos Blancos), galardonados con el «Premio franco-alemán de los Derechos Humanos y el Estado de Derecho» (sic). Pero, en materia de “Estado de Derecho”, el hecho es que nadie sabe quién eligió o nombró a ese «alcalde», ni por qué “su” ciudad está bajo control de yihadistas encabezados por el jeque saudita Abdullah al-Muhaysini. Y al mismo tiempo, ningún periodista occidental parece interesarse por el hecho que el director y fundador de los tan mencionados «White Helmets» es el agente del MI6 James Le Mesurier. Resulta que los «rebeldes sirios moderados» son sauditas y británicos… ¡pero eso no importa!
En mayo de 2014, se realizó en Amman, la capital jordana, una reunión secreta para organizar la ofensiva del Estado Islámico en Siria e Irak. El ex vicepresidente iraquí Ezzat Ibrahim al-Duri, aportó a esa ofensiva 80 000 hombres de la Orden de los Naqchbandis, en la que este ex dignatario de Sadam Husein fungía como Gran Maestro. Un mes después, al-Duri abría al Emirato Islámico la ciudad iraquí de Mosul, a la que Estados Unidos acababa de enviar grandes cantidades de armamento nuevo. Anteriormente expulsado del poder por la invasión estadounidense, Al-Duri creyó que esto le valdría ganarse nuevamente el favor de Washington. Error. Los Naqchbandis iraquíes, con una formación baasista, no tardaron en enfrentarse a los yihadistas del Emirato Islámico, en cuanto este último impuso sus tribunales «islámicos», y actualmente son favorables al gobierno de Bagdad.
Y, en un cruel cambio de situación, hoy se enfrentan a yihadistas formados en Turquía, donde en 1969 fundaron la Milli Gorus de Necmettin Erbakan y Recep Tayyip Erdogan. Recogen así el amargo fruto del apoyo que aportaron en 1982 a la Hermandad Musulmana en Siria. Pagan otra vez las consecuencias de sus propios devaneos de 1993 con los yihadistas durante la campaña llamada al-Hamlah al-Imaniyyah, o sea «Regreso a la fe». Ojalá acaben aprendiendo la lección: toda alianza, aún de carácter táctico, con la Hermandad Musulmana y con sus grupos armados tardo o temprano lleva al caos. Es una triste lección que Siria tuvo que aprender después de haber creído que lo más honorable era ayudar a los yihadistas iraquíes contra la ocupación estadounidense y ayudar al Hamas, supuestamente contra Israel.
Pero los europeos no acaban de entender. Estigmatizan a la República Árabe Siria y hablan de pobladores del este de Alepo «obligados a huir de los combates», en vez de celebrar la liberación de los pobladores oprimidos por los yihadistas. Mientras tanto, «rebeldes sirios moderados» que en realidad provienen de Arabia Saudita, Libia y Túnez, entre otros muchos países, ya están presentes en las ciudades europeas, donde ya han cometido atentados.
Thierry Meyssan
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